La importancia geoestratégica de Taiwán está relacionada con su capacidad de producción de chips. Allí se encuentran varias fundiciones de chips, empresas que solo producen chips para terceros, empezando por la superconocida TSMC, pero también existen varias más. Aunque no está reconocido como país porque es una «provincia rebelde» de China —que desde el punto de vista histórico lo es porque es donde huyó el régimen previo al maoísta tras ser derrocado—, sí cuenta con firmes defensores como EE. UU.

Lo preocupante desde el punto de vista geoestratégico es que al finalizar este año acaparará el 48 % de la capacidad de fundición de chips de todo el mundo. Si se incluyen sus plantas de prueba y encapsulado de chips, asciende hasta el 67 % de todo el mercado relacionado con las fundiciones de chips.

La producción de chips de las fundiciones de Taiwán se centra en la de TSMC, que aunque tiene también fábricas en EE. UU., Japón y China, la mayoría están en el país y en total TSMC acapara el 56 % de los ingresos de las fundiciones. Hay otras menores en Taiwán, como UMC, PSMC o Vanguard, también dedicadas a obleas de 20 y 30 cm pero con procesos litográficos más maduros.

China tiene a SMIC, HuaHong y Nexchip, entre otras, pero salvo SMIC están orientadas a procesos litográficos maduros y que por tanto precisan de maquinaria poco puntera. En Corea del Sur se encuentra Samsung Foundries, en EE. UU. radica GlobalFoundries, y en Europa está Tower —otras como NXP también diseñan chips, así que no son fundiciones propiamente dicho—.

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