Cualquier producto de electrónica lleva en la actualidad multitud de chips, empezando por los de gestión de energía si llevan una batería hasta los más básicos microcontroladores. Antes la electrónica sencilla se hacía de la manera tradicional, pero la reducción de costes había sido un aliciente para pasar a usar un chip incluso para las tareas de conmutación más básicas. Con la actual sobredemanda de chips y el consiguiente aumento de producción, se espera que en 2022 se cierre con unos 427 700 millones de chips fabricados.

La evolución desde la década de 1980 no puede ser más reveladora: por entonces se fabricaban solo 9800 millones de chips. Hasta 2015 la producción ha ido aumentando sin parar hasta la pequeña crisis de hace unos años donde la producción se redujo dejando sin utilizar una buena parte de la capacidad de la producción de las fábricas.

A partir de 2020 la producción se ha retomado, y con fuerza. Subió un 21 % en 2021, en parte por nuevas fábricas y en parte por meter en servicio la producción parada, y en 2022 se espera que aumente otro 9 % más. Es de imaginar que en 2023 y 2024 el aumento de producción, si se mantiene la demanda, sea mucho más sustancial porque entrarán en servicio muchas más fábricas de chips.

De las treintaitrés categorías de chips establecidas por la organización WSTS, solo las relacionadas con la SRAM, procesadores de señales digitales y matrices de puerta, van a ver su producción reducida. Otra docena verá su producción aumentada cerca de un 10 %.

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Vía: TechSpot.