La Unión Europea es lenta a la hora de tomar ciertas decisiones, y tras un año de fuerte sobredemanda de chips ha echado a andar la futura Ley Europea de Chip, o ley de chips para abreviar, que intentará que la región no se descuelgue respecto a Norteamérica y Asia. La situación proviene de los confinamientos de 2020 y la ruptura de la cadena de suministros, por lo que se lo han tomado con calma desde las instituciones europeas.

La ley de chips pretende establecer un marco de colaboración público-privado para conseguir que en Europa se produzcan en 2030 al menos el 20 % de los chips de todo el mundo. La situación actual es mala porque en la Unión Europea se producen solo el 5 %, aunque la mayoría de la investigación en litografías y producción de maquinaria se hace en la región, con ASML como el gran referente del sector, y también se producen una gran cantidad de obleas de silicio para la producción de chips en otras partes del mundo.

Los fondos aportados a la ley de chips actuarán sobre los ejes de mejorar el I+D en la región, destinando 11 000 millones de euros a ello, y el resto iría a diseño, fabricación y encapsulado avanzado de chips, y atracción de nuevo talento y trabajadores cualificados. Una parte de la ley de chips hace referencia a establecer mecanismos de supervisión, coordinación y actuación del sector para evitar crisis futuras similares a las actuales.

EE. UU. anunció ya hace varios meses la inversión de 50 000 millones de dólares para fomentar la producción de chips en su suelo. Las compañías de chips han anunciado cientos de miles de millones de dólares en inversiones de producción desde principios de 2021, y muchos proyectos ya se han ido a países de fuera de la Unión Europea. Ahora solo queda saber si de las inversiones que están por asignar alguna va a poder recalar en la Unión Europea.

Además, empezará la competición entre países miembros por atraer producción y talento a sus territorios. Aunque la Comisión Europea no quiere que eso se dé, y pondrá salvaguardas, va a ser bastante difícil que no se dé una carrera de subsidios a costa del dinero de todos. Tiempo al tiempo, porque no es la primera vez que ha ocurrido con los fondos de la UE.