Los problemas de los procesadores Ryzen con Linux son bastante bien conocidos sobre todo en el plano de la gestión de las frecuencias. Eso ha llevado a que consuman más de la cuenta, y ha tenido que llegar un acuerdo importante entre Valve y AMD para comprarle procesadores para que esta última solucione los problemas. Cosas del dinero. Esos problemas afectan sobre todo a los portátiles que es donde se necesita una gestión más precisa del reloj del procesador para ahorrar energía.

Ahora AMD ha detallado en las jornadas de la Fundación X.Org algunos de los cambios que está realizando al controlador de los Ryzen en Linux. Vaya por delante que los cambios indicados están en desarrollo temprano pero que podrán ser disfrutados en un futuro en cuanto sean totalmente estables y lleguen en tiempo y forma al núcleo de Linux. Una pequeña victoria para Valve y su Steam Deck que será el campo de pruebas para el nuevo controlador.

El problema está en el controlador CPUFreq de la ACPI, la interfaz avanzada de configuración y energía, el cual gestiona la forma en que se aumenta la frecuencia del procesador para adaptar su rendimiento a las exigencias del momento. También está realizando junto a Valve algunos cambios en el planificador de tareas de Linux. Para ello usará el control de rendimiento colaborativo del procesador (CPPC), una parte de la especificación de la ACPI, para crear un nuevo controlador realmente adaptado a las necesidades de los Ryzen.

El contexto es que el controlador CPUFreq de la ACPI fue desarrollado por Intel para la primera generación de procesadores Core. Tras detectar problemas de rendimiento y eficiencia energética en cómo se hacían las llamadas desde Proton, la capa de compatibilidad de Valve para ejecutar los juegos en Linux, se puso en contacto con AMD y se pusieron manos a la obra para realizar los cambios oportunos. Para una PC de mano como es la Steam Deck, reducir el consumo es vital.

Con el nuevo controlador el procesador de AMD puede bajar en ciertos momentos hasta los 400 MHz frente a los 3.8 GHz a los que se mantenía en reposo algunos núcleos con el controlador CPUFreq de Intel. El resultado es que en un Ryzen 7 5750G usado para pruebas el rendimiento por vatio se ha disparado entre un 10 % y un 25 %. El cambio de frecuencias en este controlador es mucho más granular, se prevé mucho mejor los cambios de frecuencias y a la postre por tanto mejora también el rendimiento. Esos cambios de frecuencias se necesitan para, por ejemplo, movimientos bruscos en juegos de tiros que puede pasar de una baja demanda del procesador a una alta demanda. Lo que busca Valve en última instancia es que los juegos vayan totalmente fluidos en Proton aprovechando al máximo los procesadores de AMD bajo Linux.

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Vía: Tom's Hardware.