Últimamente Razer está poniendo la mirada en el ecologisimo, una de las neorreligiones en crecimiento, y por ello ha tomado medidas interesantes como reducir el uso de plástico en las cajas de sus productos o llevar a cabo campañas con entidades ecologistas. No tengo nada que objetar, y de hecho me parecen buenas iniciativas como ya he dicho anteriormente. Ahora llega una curiosa iniciativa que es copiar La gran ola de Kanagawa, una pintura japonesa de la década de 1830, pero intentando concienciar de los plásticos que se arrojan al mar creando una línea de ropa.

La obra original de Katsushika Hokusai.

Esa serie de ropa incluye camisetas, sudaderas y gorras, y se pondrán a la venta el 7 de abril de manera limitada. La tela está hecha con plásticos recogidos del mar y totalmente reciclados. La ropa se puede ver en la web de Razer. Razer financiará la recogida de 1 kg de plásticos recogido del mar por cada prenda vendida. Cada prenda está limitada a 1337 unidades, y van de los 60 euros de la gorra a los 160 euros de la sudadera.

Sobre este tema de los plásticos tengo algunas cosas que decir. La primera, que los países desarrollados no son los que más arrojan plásticos al mar. Pero la segunda es que una enorme parte de los plásticos que se tiran al cubo amarillo en los hogares del primer mundo terminan en el tercer mundo siendo arrojados al mar. El coste de reciclaje del plástico es muy alto y básicamente es inviable reciclar todo lo que se genera en los hogares. Por eso sería más conveniente financiar otras formas de acabar con los residuos plásticos como es su incineración. Con los actuales métodos de incineración de plástico no se sueltan partículas tóxicas sino meramente CO2 que se puede capturar en otras fábricas y por tanto es una eliminación ecológica de los plásticos.

Estaría bien financiar estas plantas de incineración de plásticos en lugar de financiar el reciclaje de los plásticos recogidos del mar ya que es perpetuar el problema: se financia el reciclaje de plásticos recuperados fuera del primer mundo para crear productos de plástico consumidos en el primer mundo pero que al tirarlos a la basura terminan en el tercer mundo. Suma y sigue.

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