Una de las novedades de macOS 10.13 High Sierra —o Sierra Nevada, que es el nombre original de la zona que le da nombre a esta versión— es el uso de tarjetas gráficas externas. Desde la primera versión se ha ido mejorando poco a poco la compatibilidad y uso, y con la versión 10.13.4 se ha mejorado enormemente su funcionalidad. Aunque con una pega que vaya de antemano: han dejado de funcionar las tarjetas gráficas externas a través de Thunderbolt 2.

Eso limita su uso a los Mac con puertos Thunderbolt 3, que son (casi) todos los presentados desde finales de 2016, si bien con los MacBook Pro e iMac de 2017 funcionan en general mejor de cara a usarlas con Windows —aunque no evita que haya que arremangarse e instalar aun así diversas cosas para que funcione en Windows 10—. Aunque hay otras novedades en esta versión, son menores en comparación con el uso de las tarjetas gráficas externas o unidades de procesamiento gráfico externas (eGPU) por los chips que incluyen las tarjetas gráficas.

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Ahora se muestra un icono en la barra superior indicando que hay una tarjeta gráfica externa conectada, y da la opción de expulsarla para evitar un potencial cuelgue inesperado al retirarla quitando simplemente el cable —lo que hace es cerrar las aplicaciones que estuvieran usando la tarjeta gráfica externa, como ocurre al usarlas en Windows—. También se puede utilizar la pantalla de un MacBook Pro para mostrar lo generado por la tarjeta gráfica en lugar de precisar de un monitor externo. Más interesante es que no hace falta cerrar la sesión para empezar a utilizarlas como ocurría hasta ahora.

La compatibilidad de uso ha mejorado con las Radeon RX Vega, que ahora respeta las curvas de funcionamiento de sus ventiladores. Final Cut Pro X ahora permite el uso de gafas de realidad virtual a través de las eGPU. Las tarjetas gráficas compatibles son las que lleven una GPU de arquitectura Polaris o Vega, aunque se recomienda que sea al menos de la serie RX 500.

Apple y las empresas de videojuegos todavía tienen que pulir ciertos aspectos del uso de las eGPU debido a que hay juegos que provocan artefactos visuales, que en mi caso afecta a XCOM 2, aunque otras como Civilization VI o Total War: Warhammer funcionan perfectamente. Estas eGPU están más orientadas o son más útiles en los Mac que no disponen de tarjetas gráficas interna dedicada, y dependiendo del uso que se les dé, más allá de una RX 570 o RX 580 no aportan grandes ventajas de rendimiento debido a la limitación que supone su funcionamiento sobre una conexión PCIe 3.0 ×4 usada para conectarlas.

En cualquier caso, un iMac con una Radeon Pro 580 dará un mejor rendimiento en juegos que una RX Vega 64 conectada externamente, dependiendo del título en cuestión. En Civilization VI apenas se notará diferencia —incluso da peor rendimiento que un iMac de 2015 con una R9 M395X—, y en juegos que hagan uso de Metal —como todos los de Blizzard— se notará mucho más la mejora de rendimiento, además que funcionarán bien, sin tirones como ocurría en la 10.13.3. Queda en manos de los desarrolladores el implementar las mejoras que suponen Metal 2 y las eGPU dentro de macOS.