Los fabricantes de tarjetas gráficas han empezado a presentar sus modelos personalizados que incluyen los chips gráficos de arquitectura Vega de AMD. Pero lo están haciendo de manera muy discreta, con el perfil bajo y sin llamar mucho la atención. Además, se están limitando a una de la Radeon RX Vega 56 y otra de la Radeon RX Vega 64. Pero eso sí, contando con las mejores refrigeraciones del lugar, porque lo van a necesitar.

La Radeon RX Vega 64 Gaming OC 8G presentada incluye un chip Vega 64 que está ligeramente subido de fábrica con una frecuencia base de 1276 MHz y un turbo de 1560 MHz, frente a los 1247 y 1546 MHz del chip de referencia. Los 8 GB de memoria HBM2 se mantienen a 1.9 GHZ. El diseño de la tarjeta es de doble ventilador de 100 mm semipasivos con un grueso disipador recorrido por cinco caloductos, teniendo un tamaño de 131.6 × 273.8 × 53 mm. Incluye una placa de refuerzo trasera con una zona de cobre de contacto directo con la GPU, así como un caloducto específico en la parte posterior.

Tanta refrigeración la va a necesitar para refrigerar una tarjeta de 295 W de consumo y para la que Gigabyte recomienda una fuente de 750 W. Incluye seis conectores de vídeo traseros, siendo tres HDMI 2.0b y tres DisplayPort 1.4. Su sistema de alimentación es de 12+1 fases de alimentación con componentes ultrarresistentes, y dispone de dos tomas de ocho pines PCIe. Curiosamente no incluye iluminación RGB de ningún tipo.

Adicionalmente, el modelo de Radeon RX Vega 56 Gaming OC 8G es igual en cuanto a diseño y refrigeración, pero Gigabyte no ha dado detalles por ahora de las frecuencias a las que llega —voy a suponer que también ligeramente subida como esta—.

Vía: Gigabyte.