Nvidia ha dado en los últimos años auténticos pasos de gigante en el terreno de la supercomputación, aprovechando la potencia que tienen en este terreno sus tarjetas gráficas. Pero con el advenimiento de los coches autónomos, la necesidad de avanzar en el terreno del reconocimiento de imágenes ha marcado varios productos de la compañía, como es Drive PX.

Por eso la compañía ha anunciado en el GTC Europa 2016 la nueva generación de Tegra, a la que han llamado Xavier. El procesador está compuesto por ocho núcleos personalizados basados en la arquitectura ARM, acompañado de una GPU integrada de 512 núcleos CUDA pero la futura generación Volta. Es un chip que incluye 7.000 millones de transistores y está fabricado a 16 nm FinFET+. La GPU es capaz de codificar y decodificar vídeo a una resolución de 8K. No se ha terminado todavía el cambio a 4K y ya están pensando todos en el 8K.

Es un chip totalmente orientado a lo que la computación, y específicamente al aprendizaje profundo, rama de la inteligencia artificial encargada de, entre otras cosas, interpretar imágenes y los elementos que la componen. Vital en sistemas de conducción autónoma. Con un consumo aproximado de 20 W que tendría este chip, Nvidia cree que puede llegar a 20 TOPS de aprendizaje profundo (20 x 1012 operaciones por segundo), que es en torno al 43 % de lo que la Tesla P40 puede conseguir con sus 250 W.

Dicho en un modo más familiar, tendrá unos 2,3 TFLOPS de potencia de cómputo, que no está nada mal para una GPU integrada, aunque debido a la optimización para cálculo seguramente sea bastante menos potente para tareas gráficas. Nvidia espera empezar las pruebas de producción en el último trimestre de 2017, lo que situaría su lanzamiento hasta mediados de 2018. A la postre, es cuando probablemente lleguen las tarjetas gráficas Volta a sustituir las actuales Pascal.

Vía: AnandTech.