Apple ha presentado finalmente los nuevos iPhone, y seguramente que los más anti-Apple estén frontándose las manos debido a que, en esencia, es el mismo teléfono. La reutilización del mismo diseño cada dos años es por motivos de crear un ciclo de actualizaciones: un año el hardware, otro el aspecto.

Es una forma de funcionar muy efectiva, porque de esta manera Apple tiene dos años para amortizar los procesos de fabricación de las carcasas, y dos años para amortizar las mayores innovaciones tecnologías como el lector de huellas. Precisamente por este pequeño pero gran detalle Apple acapara prácticamente el 100 por cien de los beneficios de la industria de los teléfonos inteligentes.

La presión la tienen los fabricantes de Android, centrados en renovar teléfonos cada seis meses, casi sin haber amortizado tecnologías ni procesos de fabricación, y compitiendo en a ver quién mete el procesador más gordo, más memoria RAM y la cámara de más megapíxeles. Afortunadamente hay ya una tendencia a olvidarse de esos detalles y fomentar lo que de verdad importa.

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Lo que importa es la usabilidad

Apple sólo ha notado en los ocho años de iPhone la presión de la competencia cuando mantuvo durante dos años el tamaño de 4 pulgadas, cuando en la época del iPhone 5s el consumidor pedía pantallas más grandes. Un año de ventas normales, pero al alza, desembocaron en unas enormes ventas del iPhone 6 y su pantalla de 4,7 pulgadas. Tamaño perfecto para el usuario medio, al límite de lo manejable a una mano, pero que en iOS, puesto que los botones de las aplicaciones están abajo, se hace manejable a una mano.

Son pequeños detalles como el de los botones lo que deben de buscar los fabricantes, no competir en que su teléfono sea más fluido que el de la competencia, aunque en eso tiene mucho que ver Google. iOS es fluido, e iOS 9 se ha centrado en que lo sea en los iPhone más antiguos. Esa fluidez innata le permite a Apple centrarse en algo más importante: la usabilidad.

Apple es como los japoneses después de la Segunda Guerra Mundial: no suele inventar nada nuevo (que también lo hace de vez en cuando), pero mejora muchísimo las tecnologías. Touch ID, su lector de huellas dactilares, no era nada nuevo en un teléfono, pero ha sido la primera implementación que realmente resultaba útil. Si miramos a la competencia, meses después llegó el Galaxy S5 y su lector de huellas apestaba era especialmente malo y poco práctico.

En el nuevo iPhone 6s incluye ahora algo en su pantalla que tampoco es novedoso: sensores de presión. Lo ha incluido en el trackpad de los MacBook y en la pantalla del Apple Watch con el nombre de Force Touch, y Huawei incluye algo similar en el Huawei Mate S. Pero la utilidad de la implementación de Huawei está limitada por el sistema operativo, que no tiene soporte para ello, y sin embargo 3D Touch, la versión de Apple para el iPhone 6, está bajo el control de Apple.

El resultado es que la usabilidad del teléfono va a aumentar muchos puntos, muy por encima de lo que ofrece la competencia. Poder acceder a acciones de aplicaciones directamente desde la pantalla de inicio es fabuloso, acceder a dos o tres acciones adicionales en un correo electrónico simplemente pulsando con más o menos fuerza es muy útil. Lo resumo con: no ha inventado nada nuevo, pero 3D Touch es una gran innovación.

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Muchas pequeñas mejoras

Como ya he dicho en el artículo de introducción del iPhone 6s y 6s Plus, estos teléfonos incluyen muchos pequeños cambios que los mejoran enormemente. El ciclo actual es de mejora de hardware, y lo ha hecho, y con 3D Touch lo hace por la puerta grande. Puede parecer que no es nada especial, pero también lo decían los anti-Apple del lector de huellas dactilares, y ahora no se es de gama alta si no se tiene uno.

Pero en el fondo, si ya tienes un iPhone 6, no merece la pena actualizarse. Para muchos usuarios de un iPhone 5s, tampoco merecería la pena, aunque es algo que habría que valorar cada uno. Quizás la mejor opción sea esperar al iPhone 7 y las novedades que en cuanto a su diseño puedan traer, aunque no niego para nada que el iPhone 6s es un teléfono inteligente muy bueno, y que mejora su utilidad gracias a su nueva pantalla.

Hay otras cosas que se pueden echar de menos: la carga inalámbrica o carga rápida sin ir muy lejos. Dije en su momento que me parecería un error si Apple no incluía una de las dos, y salvo que haya incluido carga rápida, la carga inalámbrica está ausente. También me parece una equivocación no incluir 32 GB de almacenamiento en la versión básica, y por 749 euros que probablemente cuesta en España, creo sinceramente que tenían margen comercial para incluirlo.

Se verá compensado por 3D Touch, la excelente cámara que ha incluido y que tengo muchas ganas de probar, y el resto de pequeñas mejoras que lo convierten en un gran móvil. Pero no lo convierten en un teléfono excelente, y en realidad es la sensación que me ha dado la presentación del iPhone 6s: un sí, pero no.