El panorama actual del mercado de los procesadores está dominado por Intel y Samsung. Este último ha conseguido poner a la venta su primer chip fabricado a 10 nm con arquitectura ARM, el Exynos 7420 del Galaxy S6, pero Intel no tiene prisa en poner sus homólogos de x86 a la venta. Esa generación se llama Cannonlake y vendrá después de la Skylake.

Pero la falta de competencia en el sector de los procesadores ha hecho que Intel se lo tome con calma y retrase el lanzamiento de los Cannonlake, apostando por una nueva gama Kaby Lake que seguirá a los Skylake. Estos procesadores serán un refresco, como lo fueron los Devil's Cannyon (i5-4690K, i7-4790K) de Haswell, por lo que estarán fabricados a 14 nm.

Aunque en este caso se habla que habrá bastantes más procesadores en Kaby Lake, de las líneas Y, U, H y S (bajo consumo, ultrabajo consumo, gráficos de alto rendimiento y optimizado para rendimiento. Podría afectar a la Ley de Moore, pero no lo creo. Como ocurrió con Broadwell, lanzarán al mercado al menos un par de estos procesadores de alguna de sus gamas para asegurar que la Ley de Moore se siga cumpliendo.

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Más retrasos, más beneficios para Intel

El número que he mencionado antes indica el tamaño que tienen los transistores que se incluyen en el chip, y 10 nanómetros no es un tamaño que cualquier fábrica pueda crear. El proceso de fabricación a 10 nm, en el que Samsung está claramente por delante, será perfeccionado por Intel mientras espera tranquilamente a que AMD intente oponer resistencia en el sector de los procesadores.

AMD lleva casi tres años sin presentar nada realmente nuevo (el FX-8350 es de 2012) que no sean APUs (y esto sólo recientemente), por lo que Intel se está frotando la mano. Los retrasos de Broadwell y Skylake no son por obra del azar, son la intención de Intel de rentabilizar al máximo la inversión en invetigación y procesos de fabricación a 22 nm de los Haswell, y los 14 nm.

Mientras que AMD no se ponga las pilas en este sector, y no lo hará hasta 2016, los directivos de Intel se seguirán frotando las manos, viendo cómo pueden mantener altos los precios de sus procesadores. Sin competencia, no tienen que bajarlos de precio (fue hace bastante la última vez que Intel bajó el precio de sus procesadores para competir con AMD). Y la situación del dólar no ha ayudado en nada a los consumidores europeos.

Vía: TechSpot.