Google necesita llegar a nuevos rincones del mundo para aumentar sus ingresos anuales. La mejor forma que se le ha planteado en tiempos recientes es mediante la cobertura por satélite a zonas de difícil acceso por parte de la red cableada de las operadoras, como por ejemplo zonas de África, Asia e incluso islas del Pacífico.

Los rumores apuntaban a que Google iba a invertir en SpaceX, la empresa de Elon Musk (más conocido por los coches de Tesla Motors), y así ha sido. La inversión inicial junto a Fidelity será de 1.000 millones de dólares, lo que pone el plan de SpaceX de una red de 700 satélites un poco más cerca de la realidad, dándole a Google y Fidelity una participación del 10% en la compañía y sitúa el valor de la misma en los 10.000 millones.

Pero Musk necesita también 10.000 millones de dólares y cinco años para desplegar su red, y Google quiere ser de los primeros en aprovecharla. La cobertura mundial se puede conseguir actualmente mediante un puñado de satélites en posición geoestacionaria a 40.000 kilómetros de altura, pero en esa posición se introduce un retardo en torno a 0,5 segundos, lo cual hace que usarlos para navegar por Internet sea un suplicio.

El plan de Musk es situar sus satélites de comunicaciones en órbita baja para tener un retardo mínimo, en torno a los 1.200 kilómetros, y para mantener en esa posición tendrán un tamaño y peso no superior al de una moto, y mantendrán una velocidad en torno a la Tierra superior a 6.000 Km/h. Puesto que SpaceX carece de licencias para usar el actual espectro radioeléctrico en sus comunicaciones, en su lugar utilizará comunicaciones por láser entre los satélites. Será interesante saber dónde situará las estaciones terrenas para conectar con Internet, y cómo se comunicarán con ellas los satélites.

Vía: The Verge.