China ha querido ponérselo difícil a Microsoft al prohibir la instalación en los PCs gubernamentales cualquier versión de Windows 8. El problema parece haber surgido, no ya de un supuesto ahorro energético y mayor seguridad para los usuarios, si no que el fin del soporte a Windows XP por parte de Microsoft deja en el vacío a una inmensa mayoría de PCs del gobierno chino que todavía usan Windows XP.

Eso significa que los PCs gubernamentales no reciben parches de seguridad, y China no está contenta con ello. Para evitar un mal mayor, Microsoft ha decidido seguir vendiéndole a China licencias de Windows 7 y no forzar a una actualización directamente a Windows 8 (que el gobierno tilda de insegura) de esos equipos. Al menos, lo seguirá haciendo hasta que haya un principio de acuerdo entre Microsoft y China para levantar esa prohibición.

Vía: The Verge.