Este año tampoco ha tocado en la presentación del nuevo iPhone anunciar que vaya a incluir NFC. No es que importe puesto que, tras el boom de hace un año, las compañías de smartphones están cada vez menos interesadas en esta tecnología. Las razones son diversas, pero sea como sea, no ha terminado de calar su uso, además del coste adicional que supone incluir un chip de una tecnología que poca gente usa en un smartphone.

Una de las alternativas que se están planteando es usar Bluetooth Low Energy (BLE, una versión de bajo consumo del protocolo Bluetooth 4.0) para recibir o intercambiar información con distintas motas Bluetooth, que se comportan como las etiquetas de NFC pero con mayor alcance (de 4 centímetros a 50 metros, siendo 10 metros la distancia máxima recomendada).

La comunicación con esas motas la ha implementado Apple en iOS 7 mediante iBeacons (como indica en un buen artículo GigaOM), y sirve para que nuestro teléfono sepa dónde está y qué hay a su alrededor, o lo que es lo mismo, que sea consciente del contexto en el que se encuentra. Por ejemplo, si está en una tienda de ropa, como en el siguiente anuncio de ejemplo de uso de la empresa Estimote, podría recibir información sobre descuentos de productos cercanos a cada una de las motas a medida que el cliente se mueve por la tienda. Y algo más importante para los comercios que es conocer por dónde se mueven sus clientes para recolocar los productos para optimizar ingresos (algo que hacen siempre las grandes superficies comerciales).

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En NFC esto se haría teniendo que acercar el móvil a menos de 10 centímetros de las etiquetas NFC que contendrían la información de los descuentos. Pero esto no proporciona conocimiento del contexto a nuestro smartphone (solo se entera dónde estamos en la tienda si acercamos el teléfono a una etiqueta), por lo que ya solo con esta ventaja el sistema de motas Bluetooth es bastante superior a NFC. Otro ejemplo, más relacionado con las compras: si nos acercáramos a una máquina de refrescos con el teléfono a unos pocos metros y con una aplicación de compra activa nos podría mostrar las bebidas disponibles y elegir el producto que nos interesara comprar. Luego mediante el lector de huellas dactilares del iPhone 5s confirmaríamos la compra en un momento. Bastante más cómodo, ¿verdad?

Esas motas Bluetooth además se pueden gestionar remotamente (algo que no se puede hacer con las etiquetas NFC), permitirían abarcar mucha más superficie por mota que al tener que poner etiquetas NFC en todos los productos de una tienda, y además su batería (una pila de relojería) dura dos años en el caso de las que vende Estimote.

Apple ha buscado alternativas al uso NFC con su servicio Passport y también con AirDrop para iOS (ya estaba incluido en OS X desde hace tiempo). Muchos han visto en la no inclusión de NFC en los iPhone una obstinación por parte de la compañía de Cupertino, pero como en el caso de la eliminación de Flash de iOS la industria les terminará dando la razón. Existen alternativas como esta que son más seguras, baratas (usas una tecnología que ya incluyen prácticamente todos los smartphones, y no recuerdo ninguno que no lleve Bluetooth) y con mayor comodidad para el usuario ya que no necesitas chocar los móviles para compartir contenido sino que lo puedes hacer a metros de distancia (la broma que gastó Craig Fereighi en la WWDC de junio a costa de Samsung).

Pero eso sí, porque estas motas Bluetooth vayan a recibir el apoyo de Apple no les asegura tampoco el éxito. Como todo, llevará tiempo que los fabricantes de sistemas operativos para smartphone (léase Google y Microsoft) implementen esta forma de uso de Bluetooth o lo hagan compañías alternativas en forma de librerías. Lo que tengo cada vez más claro es que NFC ya lo podemos ir dando por muerto, porque no recuerdo cuándo fue la última vez que vi un terminal de pago NFC en un establecimiento (posiblemente nunca). Pero siendo Google un activista de NFC con su servicio Google Wallet, puede que les lleve tiempo cambiar de opinión.

Fuente: GigaOM.