La semana pasada Intel presentaba oficialmente la nueva gama de procesadores Haswell. Una de las mayores ventajas, y que realmente es el elemento diferenciador con generaciones anteriores, es que permiten un consumo menor del procesador tanto mientras está realizando tareas como cuando está en reposo. El gran beneficiado de esto es, sin duda, Windows 8.

Microsoft debería dejar de lado completamente su línea de tabletas Windows RT: nadie quiere una tableta con Windows en el que no pueda usar todas sus aplicaciones de Windows. Punto. Es algo tan obvio que parece mentira que no se hayan dado cuenta con el escaso éxito de su tableta Surface RT y el gran éxito de Surface Pro con Windows 8.

Pero Haswell resuelve los problemas de Surface Pro brillantemente: reduciendo el consumo e introduciendo una nueva gama de procesadores de (realmente) bajo consumo, no necesitan ventiladores para funcionar. Es lo que ha presentado Intel hoy: una tableta Windows 8 sin ventilador. Ese es el futuro de la era post-PC: mi ordenador en una tableta. No Android, ni iOS. Windows 8, Linux u OS X.

Junto con los gráficos mejorados de esta nueva gama de procesadores, también servirán para jugar a los juegos indie de Steam, y a los juegos normales con baja resolución o poco intensivos. Parece poco, pero es un primer paso para que el próximo año nos sorprenda con Broadwell, los primeros procesadores de 16nm.

Intel sigue siendo el líder indiscutible de los procesadores de sobremesa, y con esta nueva serie, y la eliminación de la marca Atom, se va a introducir con fuerza en el mundo de los smartphones (también de la mano de los procesadores Clover Trail) y en las tabletas. Pero sin duda, Haswell y una duración hasta de un 50 por ciento más de las baterías actuales, puede revolucionar el panorama.

El único problema de Haswell sea en realidad su precio. No son baratos, pero por relación calidad/precio no se puede decir que no valgan la pena.