Google y Francia llevan en un rifirrafe desde el año pasado. ¿El motivo? Que Francia, y los editores franceses, consideran que Google está aprovechándose de los contenidos digitales creados por los periódicos para nutrir su Google News, sin ni siquiera hacer que los usuarios vayan a las fuentes.

La posición de Google ha llegado a ser la de amenazar con dejar al país sin acceso al buscador, pero la verdad es que Francia y sus 65 millones de habitantes, con un salario mínimo de 1.200 euros al mes (quién los pillara en España), es un mercado más que apetecible para todos sus productos. Por eso la lógica dictaba que llegarían a algún tipo de acuerdo con el gobierno francés, y ha fructificado en un fondo de compensación a los editores dotado de 60 millones de euros.

El fondo estará gestionado por Google, ya que sus datos de tráfico serán los que determienn a quién van los beneficios. Esto abre las puertas a que otros países soliciten lo mismo, aunque se ha demostrado que si la presión la ejerce el gobierno de un país, los resultados son más positivos.

De todas formas Google está actualmente en el centro de atención de todos los gobiernos europeos ya que su contabilidad fiscal, aunque legal, es bastante creativa en el aspecto de que sólo paga un 5 por ciento de sus ingresos en impuestos en Europa, frente al 41 por ciento en EE.UU. Hasta un ciudadano europeo paga más impuestos cuando va a comprar un pantalón que Google. Pero esto no es único de la compañía del buscador, sino que está extendido a todas las grandes empresas, ya sea Apple, Intel o Facebook.

Quizás el mostrar que es capaz de llegar a acuerdos con los gobiernos para solventar las disputas pueda hacerle salir airoso de una posible demanda del Consejo Europeo por abuso de posición privilegiada en el sector de los buscadores (técnicamente por monopolio). Algo de lo que en EE.UU ha salido airoso tras gastarse 20 millones de dólares en lobbies pero, ese, es otro tema.