Comentábamos el mes pasado que los fabricantes de placas base no estaban pasando por uno de sus mejores momentos. Con una reducción estimada de los beneficios del sector en un 20 por ciento, y con las últimas cifras de ingresos de Intel para 2012 en los que se han reducido un 6 por ciento, este tipo de compañías son ágiles a la hora de hacer recortes.

Las primeras bajas de guerra van a ser las placas base, cuyo desarrollo se detendrá en cuanto vean la luz aquellas para tecnología Haswell, la nueva gama de procesadores que llegará antes del verano. El personal será movido a otros departamentos dentro de Intel, como el encargado de desarrollar las especificaciones para los Ultrabooks que impone la compañía a todos los fabricantes para que utilicen su marca registrada.

Tampoco es que actualmente necesite Intel fabricar sus propias placas base, ya que los de los demás fabricantes son de alta calidad. Quizás cuando el sector estaba menos poblado y con más competencia fuera necesario, pero actualmente no hay ningún motivo por el que comprar una placa base Intel en vez de una Asrock, Asus o Gigabyte (de hecho, creo que nunca he tenido una placa Intel en mi vida).

Los menores beneficios de Intel no son algo aislado. Todos los fabricantes de PCs están viendo sus ingresos descender debido a la tan temida era Post-PC (temida para ellos) en la que los compradores demandan más dispositivos como tabletas y smartphones antes que un ordenador. La última vez que cambié de ordenador fue hace dos años y medio, y mi GTX 460 y Core i7 860 en el equipo que uso para jugar lo hacen perfectamente bien. No son los tiempos de tener que remodelar la gráfica anualmente. Y menos mal.