Wizards of the Coast va cuesta abajo y sin frenos con los cambios que está preparando para la sexta versión de Dungeons & Dragons que se llamará One D&D. Aunque supura despiertismo, como por ejemplo que ya no hay diferencias de atributos o características entre distintas razas —vamos, que ni los elfos son altos, ni los enanos pequeños, ni los drows son negros ni ven en la oscuridad— porque alegan que es discriminación (en fin), lo realmente terrible son los cambios a la licencia de juego abierta (OGL) que está preparando. La filtración de la OGL 1.1 ha puesto en pie de guerra a toda la comunidad.

Tras más de veinte años de estar en vigor la actual OGL 1.0a, Wizards of the Coast (WotC) quiere cortar las alas de aquellos de los que dice que se están beneficiando de su propiedad intelectual. La OGL 1.1 pone por ejemplo unas regalías del 20-25 % sobre ingresos para las compañías que hagan más de 50 000 dólares al año con productos basados en ella. Recalco que es sobre ingresos y no sobre beneficios, por lo que las compañías tendrían que aumentar al menos un 25 % los precios de todos sus libros para poder pagar su parte a WotC. Por ejemplo, si un libro tiene un IVA del 10 %, un 22.5 % del precio del producto iría a WotC, un 30 % a la librería y un 10 % a la distribuidora. Al final la editorial se llevaría un 27.5 %, poco más que WotC sin hacer nada. Dinero llovido del cielo.

También da el poder a WotC de dar y quitar la licencia a quien le apetezca, y de cambiarla a su antojo, teniendo la comunidad que aceptar todos los cambios sin rechistar. Si siguen la One D&D, hacer que los drows sean malos y negros sería racista y por ello te podrían quitar la licencia. Si haces un mundo realista en el que las sociedades medievales sean racistas, xenófobas y machistas, adiós licencia. O sea, censura pura y dura y conculcación de la libertad de expresión.

El contenido gratuito tiene que suscribirse a esta misma licencia con una versión no comercial, por lo que incluso si publicas una historia corta sin ánimo de lucro, te pueden retirar la licencia si no les gusta. Además, se quedan con la propiedad intelectual de lo que tú has creado para explotarla como quieran y cuando quieran, sin estar obligados a darte compensación alguna.

Imagínate que te gastas diez mil dólares en crear un producto de OGL 1.1 y que al día siguiente de ponerlo a la venta la WotC te quita la licencia porque el niñato de turno dice que considera cualquier estupidez como denigrante. Nadie en su sano juicio produciría comercialmente un producto bajo la OGL 1.1, por lo que están matando a la comunidad de D&D. Pero lo gracioso es que WotC es consciente de que la OGL 1.1 no va a gustar, y el documento incluso dice que si se excede «recibirá el rechazo de la comunidad y mala prensa, por lo que estamos abiertos a que nos convenzan a que hemos tomado una mala decisión». Está mal… ¿todo? Una semana después de que se filtrara el documento la compañía no ha dicho ni mu.

Wizards of the Coast lo lanzó en su momento porque las reglas de los juegos no son patentables, solo el texto en que se explican. Cualquiera puede hacer un D&D si explica todo el reglamento en sus libros de una forma totalmente distinta. La OGL 1.0a explicaba prácticamente eso, que las mecánicas eran contenido abierto para usarlas por cualquiera —porque no las puede patentar— y establecía lo que era su propiedad intelectual —logos, nombres de series como Dragonlance o Reinos Olvidados, los nombres de personajes, etc..

Todo lo publicado con la OGL 1.0a desde entonces no ha generado réditos económicos a WotC, y eso le molesta mucho a Hasbro por la hecatombe en las cuentas de WotC por la mierda infecta que están publicando en los últimos años. Llamadme loco, pero sus ingresos mejorarían si no publicaran mierda ni hicieran tonterías con sus franquicias.

Wizards respondió en su momento en el PyR de la OpenGL 1.0a que «incluso si Wizards hace un cambio en la licencia con la que no estás de acuerdo, puedes seguir usando una versión anterior que te parezca razonable. En otras palabras, no hay motivo para que Wizards haga un cambio a la que la comunidad que usa la OGL se opondría porque la comunidad podría ignorar el cambio».

La OGL 1.1 es una actualización, por lo que según lo que dice en ella y según lo aclarado hace años por la propia compañía, no hay necesidad de que nadie acepte la nueva OGL. Pero legalmente sería una dura batalla en la que Hasbro tiene más dinero que las editoriales que usan la OGL 1.0a, por lo que la mayoría de compañías están planeando dejar de usarla e ir por libre. Algunas han indicado que crearán unas reglas que no estén basadas en las de D&D, como Kobold Press —una de las primeras en publicar bajo la OGL—, y otras están esperando a que el documento filtrado sea presentado oficialmente. Desde Green Ronin Publishing de momento no ven ventajas en «cambiar» a la nueva licencia, dando a entender que podrían plantar batalla. Pero esto lo que va a hacer es que la comunidad de D&D se desintegre solo por ganar más dinero con su mierda infecta de Open D&D.

Nuevamente es un problema de David contra Goliat, o del que no tiene millones en el banco contra una empresa que ingresa cinco mil millones de dólares al año. Porque además esta licencia solo es aplicable a juegos de rol en papel y en archivos informáticos estáticos (un word, un PDF, un excel), por lo que todo el negocio creado en torno a la OGL 1.0a (las reglas no patentables de un juego), que son tableros de juego virtuales, videojuegos, novelas, aplicaciones, música, bailes, vídeos, y un largo etcétera, tendría los días contados salvo que den su 25 % de comisión a Hasbro. Insisto en que la OGL solo establecía lo que eran reglas no patentables y lo que caía en los derechos de autor de Wizards of the Coast, por lo que se hacía negocio sobre algo no patentable como pueda ser el agua embotellada. Puedes patentar el envase, pero no el agua corriente.

Toda la comunidad está avisando a todo el mundo que, bajo lo dicho en la licencia OGL 1.0a, no se le ocurra a nadie aceptar la OGL 1.1 en los términos actuales. Wizards puede cambiar cualquier apartado de la nueva OGL en cualquier momento sin aviso previo y obliga a acatarlo; puede quitarle la licencia a cualquiera en cualquier momento. Es por tanto una licencia restrictiva que añade incertidumbre a que terceros puedan hacer dinero vendiendo módulos o libros de reglas basados en ella, y pone la censura incluso en aquellos que no van a hacer negocio con ello.

Vía: Gizmodo, Ars Technica.