Los servicios de vídeo bajo demanda han sido una forma con la que, durante un tiempo, la piratería de contenidos consiguió ser reducida. Sin embargo, como es un negocio rentable, muchas compañías han querido subirse al carro, siendo la forma más obvia de conseguir abonados el desarrollar contenidos exclusivos para la plataforma.

Al haber tanta oferta de servicios, cada uno con series en su haber que pueden atraer a un número importante de seguidores, la inversión que han de hacer los usuarios que deseen ver las novedades que hay en varios de ellos es cada vez mayor, especialmente en países donde la oferta está muy fragmentada. Por ello, tras años en los que la piratería de series de televisión y películas iba declinando, esta ha sufrido un repunte.

Según un estudio de la compañía Sandvine, el tráfico de archivos compartidos a través de Internet ha alcanzado el 22 por ciento del tráfico de subida, siendo el 97 por ciento del mismo tráfico de BitTorrent. En el área EMEA (Europa, Oriente Medio y África), la cifra sube al 32 por ciento.

El vicepresidente de publicidad de esta compañía, Cam Cullen, indica que el acceso a todos los servicios que hay en estos momentos implica un gran desembolso para el consumidor, por lo que los usuarios «se suscriben a uno o dos y piratean el resto».

Según indican, la situación se agravará para 2022, fecha en la que todas las empresas importantes del sector audiovisual tendrán sus propios servicios de vídeo bajo demanda y con sus propios contenidos exclusivos. A todo esto hay que sumarle el hecho de que fuera de Estados Unidos muchas series no pueden verse de forma legal al no estar en el catálogo de ninguno de los servicios existentes.

En unos años la burbuja del vídeo bajo demanda explotará, dejando a unos pocos actores sobre el terreno, ya que tarde o temprano comenzarán las fusiones entre ellos. Hasta entonces, un tipo de servicio que prometía ser el principio del fin de la piratería podría estar ocasionando, poco a poco, el efecto contrario.

Vía: Motherboard.