Cuando uno empieza una serie siempre espera cierta calidad, sea buena o mala. Personalmente cuando empecé Happy! esperaba una calidad más bien mala, porque tal y como reza la sinopsis tampoco se puede esperar mucho de ella: «Nick Sax, un policía caído en desgracia y asesino a sueldo, descubre una trama criminal, sobrevive a un infarto y conoce a Happy, un unicornio azul que solo él puede ver».

La serie está basada en una serie de cómics de Grant Morrison, guionista conocido por su paso por La Patrulla-X, Liga de la Justicia o Batman, entre otros muchos proyectos en los que ha estado involucrado. Happy! va de literalmente lo que indica la sinopsis, un agente caído en desgracia que malvive como asesino a sueldo y de una niña secuestrada que envía su amigo imaginario a buscar ayuda, el cual se llama Happy y se encuentra con este agente a punto de morir y que le puede ver.

A partir de ahí se explota el ya típico argumento de compañeros forzosos, que puede llevar a cierto engaño si uno mira la caricatura infantil del unicornio, para encontrarse con escenas con humor ácido, diálogos sexualmente explícitos y escenas orientadas a un público completamente adulto. El mejor resumen, tanto por el tipo de humor como por la ambientación distópica, es la oportuna comparación con Crank: Veneno en la sangre.

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La serie se basa en coger una pizca de diferentes géneros y mezclar todo en el argumento, que últimamente se suele intentar bastante aunque normalmente con poco éxito. La diferencia esta vez es en que cuando digo diferentes géneros me refiero a los más variopintos, producciones infantiles de Pixar incluidas, donde encontrarás escenas que recuerdan a Monstruos SA.

Es difícil pensar que han sido capaces de juntar pura ternura con grandes dosis de humor negro en escenas donde se muestra al protagonista como un personaje sangriento para pasar a un momento dramático, y todo en perfecta armonía. Incluso alguna escena que empieza un tanto fuera del contexto y que se muestra floja termina siendo parte del argumento e indispensable para la resolución de la trama.

Hacía también tiempo que no me encontraba con un reparto tan carismático como el escogido en una serie sin carácter serio. Tanto el protagonista, Christopher Meloni (Ley y Orden: Unidad de víctimas especiales) encarnando al policía Nick Sax, como el resto del reparto, incluido personajes secundarios, encajan perfectamente en sus papeles. Me gustaría hacer especial mención de los papeles de Patrick Fischler como Smoothie, donde encarna al perfecto psicópata, de Joseph D. Reitman como el malvado Papá Noel y de Christopher Fitzgerald como Sonny Shine, personaje que empieza en un simple papel de secundario sin importancia para ir cobrando protagonismo a lo largo de la serie.

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La serie me ha gustado bastante y, a pesar que siempre busco cierta neutralidad en mi opinión, no encuentro un apartado negativo que comentar excepto esos momentos que al principio están fuera de lugar, pero que al final tienen su motivo de ser. Solo una sucesión de escenas específicas no me gustaron dentro de toda la temporada, pero sería imposible de explicar el motivo sin revelar nada del argumento de la serie. Tampoco intento poner esta serie a la altura de una gran producción, pero si te gustan los antihéroes, el humor ácido y las escenas de acción con diálogos típicos de Harry el sucio o Terminator, te va a gustar. Si por otro lado buscas una serie con acción y ternura a partes iguales también la vas a encontrar.

Estoy esperando a la segunda temporada, cuyo estreno tendrá lugar en 2019. Para terminar, quiero escribir una frase personal: "Happy es el amigo imaginario más real que se pueda tener por compañero". Espero que la misma despierte cierta curiosidad.

Vía: Netflix.