Las comparaciones siempre son odiosas, pero en el caso de la serie Better Call Saul no hay comparaciones posibles. Aunque la serie es en realidad una precuela de los acontecimientos que tienen lugar en la serie de culto Breaking Bad, está centrada en cómo el abogado Jimmy McGill pierde todos sus escrúpulos y se convierte en Saul Goodman.

El primer episodio nos introduce a varios personajes y el tono que tendrá la serie, que es el mismo que tenía Breaking Bad. En el fondo en el episodio no ocurre nada de nada, puede parecer anodino (sobre todo los primeros 5 minutos de la serie, pero son importantes), y sin embargo posee un gran montaje y puesta en escena, gran labor de cámara y un buen guión que hacen que te quedes con ganas de ver qué pasa a continuación. Es lo que ocurre con cada uno de los diez episodios gracias a la estupenda labor de los guionistas, los actores y la puesta en escena.

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Cuando tengas problemas, llama a Saúl

La primera temporada de Better Call Saul consta de diez episodios, y no podría decir que haya unos episodios mejores que otros. Lo que sí hay son momentos grandiosos de varios de esos capítulos, pero todos aportan información sobre la trama, los personajes, y lo que tienen por delante. Los seguidores de Breaking Bad cogerán muchos de los guiños del guion que se hacen a la serie original, pero en realidad no se necesita en absoluto haberla visto para disfrutar de Better Call Saul.

El desarrollo de cada episodio va estableciendo ladrillo a ladrillo los motivos por los que Jimmy McGill se convierte en Saul Goodman. Su hermano, su situación financiera, su trabajo, los problemas de su juventud con la policía, el lugar en el que tiene su despacho. Todo aporta algo que pueda servir para que Jimmy reoriente su vida.

La realización de cada episodio es excepcional. Incluso la música y el montaje de cada episodio da una clara idea de que algo importante va a ocurrir. Largos momentos de silencio, una cámara detenida en un objeto con McGill en tercer plano, tomas amplias de una escena para dar la sensación de que algo va a pasar. Los actores, bien elegidos todos ellos, le dan un extra de realismo a toda la trama y le da un sólido desarrollo.

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A la espera de la segunda temporada

En los diez episodios de esta temporada pasan muchas cosas, y pocas buenas. Se puede empatizar con Jimmy McGill porque es una persona a la que, cuando las cosas puedan ir mal, le irán mal. Está muy cogido de Breaking Bad, ya que mantiene al fin y al cabo exactamente la misma línea de desarrollo de los episodios, con situaciones que te pillan por sorpresa.

La serie mantiene los mismos actores de doblaje de los personajes que en Breaking Bad, por lo que es un punto positivo. En el caso concreto de esta serie es muy importante el doblaje por que los actores, Bob Odenkirk (McGill) y Jonathan Banks (Mike Ehrmantraut), hacen una labor soberbia y un mal doblaje estropearía totalmente la serie.

La segunda temporada puede dar momentos aún más grandiosos. Mike posiblemente establezca una relación mucho más estrecha con Jimmy, y tampoco se puede ver que la serie sea sólo de como Jimmy se convierte en Saúl. También se puede ver cómo Mike termina convirtiéndose en la mano derecha de Saul Goodman a la hora de solucionar todo tipo de desaguisados.

La última palabra: visionado imprescindible para los amantes de las buenas series.