Google se ha percatado que esto de meterse en la creación de videojuegos no es tan rentable como se pensaba, pero se la está acusando de no haber sido sincera con sus empleados. Al menos a la directiva de Stadia Games & Entertainment (SG&E), el paraguas bajo el que se estaban desarrollando los primeros juegos hechos por Google antes de que fuera cerrada el pasado 1 de febrero. Días después de ese anuncio les llegaron las notificaciones del casi despido porque la recolocación dentro de Google de diseñadores gráficos, modeladores y animadores es casi imposible. La mayoría terminarán en el paro, y muchos ya lo están.

A los empleados de SG&E les pilló de improviso porque una semana antes, el 27 de enero, habían recibido una gran felicitación por parte de la directiva de la compañía. «Stadia Games ha hecho un gran progreso creando un equipo diverso, talentoso y estableciendo una sólida alineación de juegos exclusivos. Confirmaremos el nivel de inversión de SG&E en breve, lo cual hará que se informe de la estrategia de SG&E y los objetivos de 2021». La carta fue enviada por Phil Harrison, vicepresidente de Google y gerente general de Stadia.

Quizás lo que más haya molestado a los empleados es que se enteraron al mismo tiempo que el resto del mundo de que iban a cerrar el estudio de desarrollo y por tanto que serían despedidos. A lo que Harrison añadió días después que «fue una decisión difícil que tomar, pero siempre estaré agradecido a este equipo por todo lo que hemos aprendido y logrado juntos».

Es uno de esos usos del plural de modestia que me irrita, porque mientras él seguirá como vicepresidente de Google el resto de SG&E estará en la cola del paro. De hecho, no fue hasta el 4 de febrero cuando Harrison notificó a los empleados que estaban en la calle en una videoconferencia, y sacaron a relucir el mensaje de positivismo de una semana antes. Harrison no tuvo más remedio que indicar que nada había cambiado en los días posteriores a enviar esa carta de agradecimiento y que ya sabían que iban a cerrar el estudio.

Todos los intentos por que la directiva de la empresa acepte sus responsabilidades en el cierre han sido en vano. Los empleados con que contaba SG&E era de unos 150, y muchos abandonaron puestos importantes en empresas anteriores ante la promesa de que SG&E iba a ser una apuesta de futuro. Pero cerrarla en menos de un año requería de explicaciones por parte de la directiva que no han sido dadas a los empleados.

Lo que se extrajo de la conversación con los empleados es que la compra de Bethesda por parte de Microsoft ha sido uno de los motivos por el que SG&E pasa a mejor vida. Otros tienen que ver con los costes de desarrollo de los videojuegos, aunque los empleados han notado que los jefes han gestionado muy mal el estudio desde un primer momento. No ha ayudado la coyuntura sanitaria, que habría aumentado enormemente los costes de desarrollo. Una mala gestión centrada en la falta de recursos, difícil acceso a dispositivos y programas para desarrollar, y la falta de nuevas contrataciones necesarias para ajustar la plantilla a la carga de trabajo completan las excusas de Google para el cierre.

Vía: Kotaku.