Una de las sanciones más importantes de la historia de la Unión Europea a una tecnológica fue a Intel por prácticas anticompetitivas. Se remonta al periodo de 2002 a 2006 donde la compañía intentó sacar del mercado a AMD por lo cual la UE la multó con 1060 millones de euros. Sin embargo, Intel peleó la multa en el Tribunal General de la UE y consiguió que se la retiraran. Ahora la Comisión Europea ha puesto una nueva multa por aquello, en esta ocasión de 376.36 millones de euros.

La CE estimó que los incentivos dados por Intel en aquellos años a los vendedores iban dirigidos a mantener su posición predominante, evitando que AMD tuviera que vender sus procesadores a pérdidas y por tanto le sacaría del mercado. La corte de justicia estimó el año pasado que los incentivos proporcionados por Intel no impactaron negativamente al mercado, si bien se rechazó la multa debido a defectos de forma o ambigüedades en el texto, no a que realmente Intel no hubiera hecho nada malo.

Los jueces estimaron que los reembolsos ofrecidos fueron un abuso de posición predominante en el sector de los procesadores. Es a lo que se ha cogido la Comisión Europea al imponer la nueva multa a Intel, una vez que a solucionado todo lo indicado por los jueces que estaba mal en la multa inicial. Al eliminar ciertos aspectos no constitutivos de delito, la multa se ha quedado en la tercera parte. Intel la recurrirá e irá nuevamente a todos los órganos pertinentes para tumbarla, pero en esta ocasión, la CE ha hecho bien su trabajo, no va a tener más remedio que pagar. Aunque espero que no sea dentro de otros veinte años.