El Parlamento Europeo sigue revisando sus normativas sobre productos electrónicos para hacer que los productos de este sector sean más reutilizables. Entre las medidas que se han tomado en los últimos años están el uso exclusivo del conector USB tipo C para evitar los residuos electrónicos de cables y cargadores propietarios, u obligar a que los fabricantes ofrezcan piezas de repuesto durante diez años tras poner a la venta el producto, entre otros. Ahora va a tomar medidas sobre las baterías de los dispositivos electrónicos que puede forzar a rediseñar los teléfonos inteligentes.

Las nuevas medidas aprobadas por el Parlamento Europeo intentan solventar el problemático aumento de demanda de baterías, que ya se ha disparado en el último lustro y que de aquí a 2050 va a ser quince veces superior. Ahora queda que la Comisión Europea apruebe el texto final y se publique en el Diario Oficial de la UE. Todo lo siguiente entrará en vigor previsiblemente a principios de 2027, con un cierto periodo de adaptación en algunos casos.

Cubren aspectos como ser más estrictos a la hora de recoger las baterías y pilas para reciclaje de electrónica, queriendo que para 2030 se recicle el 73 % de las mismas, o el 61 % de las baterías de los vehículos. Pero también que los productos tengan un etiquetado obligatorio de huella de carbono para las baterías de mayor tamaño.

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De esta forma también se quiere reciclar más materiales —cobre, litio, plomo, níquel o las tierras raras, p. ej., para los cuales la Unión Europea depende totalmente de terceros países. El adecuado reciclado de las baterías reduciría sustancialmente esa dependencia, con el objetivo de recuperar entre el 80 % y el 95 % de estos materiales de las baterías para 2031. Para ello también se crea una nueva categoría de baterías para «medios de transporte ligeros», como patinetes o bicicletas eléctricos, con la idea de reciclarlas adecuadamente.

La UE obligará a que las nuevas baterías deban usar un mínimo de estos materiales reciclados. Por ejemplo, ocho años después de aprobado el nuevo reglamento, la composición de una batería deberá tener los siguientes niveles de materiales reciclados: 16 % de cobalto, 85 % de plomo, 6 % de litio y 6 % de níquel. Trece años después: 26 % de cobalto, 85 % de plomo, 12 % de litio y 15 % de níquel.

Lo que no va a sentar tan bien a los fabricantes de electrónica es que las nuevas normas obligarán a no mucho tardar a que en la pequeña electrónica las baterías sean fácilmente cambiables por los usuarios. Eso no quiere decir que en los móviles se haga como antes, quitar la tapa y poner la batería nueva, pero sí que sea cuestión de quitar un par de tornillos, quitar la batería vieja, poner la nueva y listo. Nada de estar totalmente pegadas hasta el punto en que para sustituirlas sea necesario aplicar calor. Se obligará a etiquetar mejor el tipo de batería que se incluye en el producto, su composición, durabilidad o rendimiento, y se añadirá más información para indicar cómo se debe reciclar o cómo debe hacerse su «recogida selectiva».

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Fuente: Parlamento Europeo, Parlamento Europeo (2).