El precio de las placas base se está volviendo prohibitivo, con aumentos entre gamas que distan mucho de lo asumible. Si antes una placa base con chipset de gama media valía 60 euros por el modelo básico, ahora valen 110 o 120 euros nada más llegar al mercado. Con la próxima llegada de las B650 para los Ryzen 7000 la tendencia va a ser exactamente esa, aunque AMD dijera que habría modelos que partirían de los 125 dólares. Los precios publicados que tendrían los modelos de MSI niegan ese relato.

No digo que sea falso, porque siempre puede haber algún fabricante que lance alguna B650 de 125 dólares. Pero aun así, la inclusión de PCIe 4.0 y 5.0 en las placas base ha disparado su precio. La más barata de MSI con ese chipset de gama media costaría 189 dólares, y la más cara serían 329 dólares. Precios que de gama media en el sector de las placas base tienen poco. O sea, empezarán en el triple de lo que venía siendo habitual en los chipsets equivalentes de generaciones anteriores.

De los chipsets X670 y X670E mejor ni hablo. Tienen un PVPR sobre los 400 euros, y hay que recurrir a ofertas para conseguirlas más baratas. Probablemente su PVP baje rápido porque con el precio de la placa base y el de la DDR5 se van a comer los Ryzen 7000 con patatas. Lo cual, todo sea dicho, vendría bien para darle un baño de realidad a AMD y sus precios, así como a los fabricantes de placas base. PCIe 5.0 solo aporta un sobrecoste brutal a las placas base para tener cero utilidad en el sector doméstico. Pero ahí que te lo cobran. Todo por el postureo.

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Vía: Videocardz.