AMD ha empezado a despuntar en el terreno de los procesadores, otra vez, pero quizás la dicha le dure poco porque en marzo llegarán nuevos procesadores de Intel, denominados Rocket Lake S y como parte de la 11.ª generación Core. De estos procesadores ya se ha comentado previamente que podrían tener una potencia mononúcleo bastante superior, en algunos casos incluso un 20 % superior, lo cual beneficiaría a los equipos para jugar en algunas condiciones, que no en todas. Sea como sea, y no vaya a ser que AMD reciba toda la atención, hay nuevos rumores sobre cambios en la arquitectura de los Rocket Lake S.

Además de un cambio de arquitectura del núcleo, también incluirían cambios en la caché que pasaría de 32 KB a 48 KB la de nivel 1, y la de nivel dos se duplicaría hasta los 512 KB. En ciertas cargas de trabajo en juegos puede beneficiar unas cachés más grandes, pero al final puesto que son escenarios muy cambiantes tampoco es algo que se pueda considerar rompedor. No mencionan la caché de nivel 3, pero es de suponer que aumentará también para poder alimentar a la de nivel 1.

El proceso litográfico seguirá siendo de 14 nm, pero con los cambios de arquitectura se verán mejoras reales de rendimiento, además de que esta plataforma tendrá acceso a PCIe 4.0 y ejecución de instrucciones AVX 512 —que a la mayoría de la gente le dará igual—. También se ha rumoreado que la frecuencia turbo de los Rocket Lake S podría llegar a los 5.4-5.5 GHz en los Core i9 de la próxima generación. Los Alder Lake S a 10 nm llegarían a finales de 2021, por lo que hasta entonces no habría modelos que supusieran una bajada de consumos.

Otro rumor de la misma fuente apunta a que los precios de los Core i7 se mantendrían en los niveles actuales del 10700K (PVPR de 371 $), por debajo de los 400 dólares. Pero lo interesante es que aparentemente el chipset B560 permitiría el uso de perfiles XMP por encima de los límites establecidos por el propio procesador, y por tanto la subida de frecuencias de la DRAM hasta donde permita la placa base. Puesto que ahora mismo está limitado a las placas base serie Z de Intel sería un cambio orientado a proporcionar una plataforma más competitiva de menor precio.

Las placas base serie B suelen partir de unos 60-70 euros frente a los 130-140 de partida de la serie Z —al menos en la actualidad, ya que hace unos años había serie Z desde incluso los 90 euros—. Aun así, al eliminarse presión sobre los Core al venderse más los Ryzen también están bajando las placas base de chipset Intel.

Vía: Guru3D.