Muchos de los profesionales que dependen de los equipos de Apple es que la compañía les dejó de lado por centrarse en usuarios finales menos exigentes. Debido a los altibajos de la gama Mac en los últimos años, Apple tomó nota de ello con el anuncio del iMac Pro y un nuevo Mac Pro fácilmente ampliable para 2018. El iMac Pro de momento ya está disponible, aunque su precio empieza en los 5499 euros.

Por este precio se consigue un equipo con un Xeon W de ocho núcleos físicos o dieciséis lógicos con frecuencia base de 3.2 GHz y turbo de 4.2 GHz, Radeon Pro Vega 56 de 8 GB, 32 GB de memoria DDR4 con corrección de errores (ECC) a 2666 MHz, y 1 TB de SSD tipo PCIe 3.0 ×4 NVMe. La configuración más cara cuesta 15 339 euros, con un Xeon W de 18 núcleos físicos o 36 lógicos con frecuencia base de 2.3 GHz y turbo de 4.3 GHz, 128 GB de DDR4-2666 ECC, 4 TB de SSD y Radeon Pro Vega 64 de 16 GB.

El equipo incluye un sistema de refrigeración y alimentación mejorado, ya que la fuente es de 500 W, y el la refrigeración se centra en dos ventiladores y mayores disipadores. Su funcionamiento es silencioso según lo que han podido probar algunos críticos. En cuanto a las conexiones, dispone de cuatro USB 3.0 y cuatro Thunderbolt 3 —compatibles con DisplayPort 1.2 y USB 3.1—, un conector 10 Gigabit Ethernet, más wifi 802.11 ac y Bluetooth 4.2.

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La pantalla de 27 pulgadas con resolución 5120 × 2880 píxeles cubre el 100 % de la gama de color DCI-P3, y dispone de color de 10 bits con redundancia espacial y temporal. Su brillo máximo es de 500 nits, aunque Apple no indica si es compatible con imágenes de alto rango dinámico (HDR).

Apple es uno de los responsables de la falta de chips Vega en el mercado, aunque el otro es la propia AMD por no haber escalado suficientemente bien la producción de Vega. La Radeon Pro Vega 64 cuenta con una potencia de cálculo de hasta 11 TFLOPS, cuando la Radeon RX Vega 64 es de 12.66 TFLOPS, por lo que previsiblemente funcionará a menores frecuencias de reloj.

Es un equipo que puede parecer caro en un principio, pero tampoco se va mucho de precio. Un Xeon cuesta 1000 euros, 1 TB de SSD PCIe son 500 euros, el monitor en sí unos 1500 euros —monitores 5K hay tres, y de esta calidad ninguno—, la Radeon RX Vega 56 de movilidad tirará hacia los 800 euros, y los 32 GB de memoria DDR4-2666 con ECC son unos 400 euros. Con un teclado y ratón inalámbricos, son unos 4500 euros, sin contar la carcasa de aluminio, la placa base, el coprocesador con elemento seguro, el sistema de refrigeración y la fuente, más el coste de desarrollo y montaje. Eso sí, en cuanto se empieza a realizar una configuración personalizada, el precio resulta exageradamente alto.

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Vía: Ars Technica.