El sector de los relojes inteligentes sigue siendo minoritario, pese que por activa y pasiva las compañías se estaban empeñando en los dos últimos años de convencer a los consumidores de que compraran uno. Incluso el lanzamiento del Apple Watch dio nueva vida al sector, pero un año después ha explotado la burbuja, ya que en el tercer trimestre del año las ventas han descendido más de un 50 %.

Según los datos de IDC, una firma de estudios de mercado, Apple habría vendido en torno a 1.1 millones de Watch, lo que es un gran descenso desde los 3.9 millones vendidos en el mismo periodo de 2015. Samsung se habría mantenido en torno a las 400 000 unidades vendidas, e incluso Pebble no habría conseguido colocar más de 100 000 unidades. Solo Garmin con nuevos relojes inteligentes habría vendido 600 000 unidades, un 324.2 % más. En total, el descenso interanual se sitúa en el 51.6 %.

El lanzamiento de nuevas pulseras y relojes de actividad física, más baratos y que hacen igual de bien o mejor la principal característica de los relojes inteligentes, habría dañado al sector. Además, los consumidores estarían a la espera del lanzamiento de nuevos relojes inteligentes con GPS y LTE para poder dejar en casa el teléfono emparejado del reloj a la hora de salir a hacer deporte. Otro motivo del descenso tiene que ver con la falta de una característica única que los haga imprescindibles para el portador, que todavía no se ha conseguido inventar.

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