Los vehículos autónomos tratan de mejorar la seguridad de todo el mundo en la carretera, tanto de los pasajeros del mismo como de los demás vehículos que circulan. Lo que nadie pone en duda es que, cuando estén legalizados y regularizados, sus pilotos automáticos habrán de tomar decisiones de vida o muerte.

Los resultados de una investigación que ha analizado las respuestas de varias encuestas a futuros propietarios de estos vehículos son interesantes. Estas encuestas realizadas entre junio y noviembre de 2015 muestran que los posibles propietarios de un vehículo autónomo respaldan mayoritariamente que los vehículos tomen decisiones encaminadas a minimizar el número de víctimas y daños físicos y materiales, aunque son reacios a sacrificar su vida para que el vehículo pueda evitar tales daños.

El reto de los ingenieros de Tesla, Google y Apple es muy grande, ya que enseñar a una máquina bajo qué situaciones es aceptable poner en riesgo una vida humana no es tarea fácil. Sobre todo teniendo en cuenta que la legislación futura al respecto, la cual habrá de incorporarse a la inteligencia artificial del vehículo, aún está por determinar. Pero hay que aceptar que el código de los coches tendrá que tener en cuenta que sus acciones podrán terminar con la muerte de los ocupantes, de peatones o de los ocupantes de otros coches. A quién matar de ellos quedará en manos de los legisladores.

Vía: BGR.