La batalla que ha comenzado entre el FBI y Apple por la orden de registro del iPhone de un terrorista va más allá de un simple teléfono, ya que las consecuencias finales de este caso pueden afectar a toda la industria tecnológica, así como a la privacidad de los usuarios.

Tras recabar apoyos de varias empresas tecnológicas de Estados Unidos, la ONU también ha tomado partido por Apple en la disputa, a través del alto comisionado para los derechos humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein. Este ha realizado unas declaraciones en las que ha afirmado que la compañía merece el apoyo de todo el mundo y que la encriptación es esencial para la libertad.

También ha hecho notar que existen alternativas para investigar si los responsables del atentado de San Bernardino tenían o no cómplices, sin tener que pedirle a Apple que vulnere la seguridad del teléfono. Esto sólo sería aprovechado por hackers y gobiernos dictatoriales, haciendo especial hincapié en que la encriptación y el anonimato son esenciales para garantizar la libertad de expresión y de opinión.