Google sigue desarrollando la tecnología detrás de su coche autónomo, sobre todo en lo referente a dotarle de inteligencia suficiente como para poder circular completamente sólo. Eso incluye sin ocupante, y es como ya está circulando en la ciudad de Austin, Texas.

Una de las anécdotas sobre la puesta en funcionamiento de manera totalmente autónoma ha llegado con la pregunta de un reportero de un medio de comunicación de Dallas sobre si está preparado para evitar atropellar a ciervos. La respuesta de Google es que sí, y los ecologistas deben de estar contentos de que ningún ciervo va a sufrir daños en el proceso de prueba del coche autónomo de Google.

Una anécdota más interesante y que muestra que el sistema de conducción tiene mucho por evolucionar todavía es la siguiente anécdota. En una intersección el coche detectó a un ciclista parado haciendo equilibrio estático. Obviamente el coche no identificó esa situación porque no estaba programado para ello, y el equipo de abordo pensaba que el ciclista iba a cruzar la carretera en cuanto avanzaba unos centímetros para mantener el equilibrio.

El coche iba avanzando a trompicones, frenando cada pocos centímetros, y la situación vivida por el ciclista fue bastante cómica. La moraleja de la historia es que los coches autónomos no pueden aprender a fecha de hoy a manejarse en situaciones para las que no están preparadas, y les quedan bastantes años para que circulen correctamente sin riesgos.

Vía: TechCrunch, EnGadget.