Sin lugar a dudas, dudo mucho que cuando Stan Lee y Steve Ditko crearon al Doctor Octopus pensaran que quizá algún día un grupo de científicos intentarían crear unos brazos robóticos como los del perosonaje. Pero los ingenieros son culos inquietos y, algo que parecía una idea descabellada propia de un tebeo, va camino de convertirse en una realidad, pues un grupo de investigadores del MIT presentaron ayer, durante la Conferencia Internacional sobre Robótica y Automatas del IEEE, los prototipos de Extremidades Robóticas Supernumerarias (SRLs en inglés), sobre los que han estado trabajando.

Estas ayudas robóticas están pensadas como extremidades adicionales y no como prótesis para reemplazar a las que se pudieran haber perdido por enfermedad o accidentes. En la presentación han mostrado dos dispositivos distintos, siendo uno de ellos un par de brazos montados en un soporte que se lleva sobre los hombros, mientras que el otro es un arnes a la altura de la cadera con otras dos extremidades.

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El control de los brazos es la parte más interesante de los dispositivos, ya que hay que buscar alternativas a guiarlos con los brazos, con lo que no tendrían ningún sentido. Para ello lo que se emplea es dos muñequeras dotadas de dispositivos de medida inercial, que remiten la información a un tercero en el dispositivo. Dichos medidores observan lo que el usuario hace con sus brazos, intentando predecir qué puede ser lo que desea realizar con ellos. Por ejemplo, si se lleva algo en brazos y se necesita abrir una puerta, ellos se encargarían de realizar la tarea. El modelo de arnes en la cintura tiene otras aplicaciones, como por ejemplo ser empleado como brazos o piernas extra en cualquier combinación, permitiendo llevar pesos, apuntalar el peso del usuario o aferrarse a una superficie por él.

Las aplicaciones son múltiples, desde la industria a la construcción, pasando por la defensa y la seguridad. De hecho, buena parte de los fondos destinados a esta investigación han venido de Boing, interesada en ayudas para minimizar los accidentes laborales durante el mantenimiento y la contrucción de aviones. Más información sobre la investigación podéis encontrarla en la página del Laboratorio d'Arbeloff del MIT.

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Vía: IEEE Spectrum.