En los últimos años, Apple no ha tenido una política demasiado buena con respecto a la garantía de sus productos. Aunque no es que te dejen fuera de ella, siempre buscan las formas de evitar dar soporte, sobre todo en EE.UU, ya que en Europa estamos bastante más protegidos por las leyes.

La demanda colectiva a la que ha tenido que enfrentarse Apple estaba relacionada con una buena cantidad de iPhone 3G, 3Gs e iPod touch de primera a tercera generación a la que la compañía de Cupertino decidió no dar soporte. Cuando sus dueños los llevaron a reparar, los técnicos de Apple se negaron a hacerlo ya que disponen de un indicador para saber si les ha entrado agua. Puesto que ese indicador daba positivo, esto invalidaba la garantía.

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Pero el fabricante de estos detectores, 3M, indicó que podían producir un falso positivo en entornos húmedos. Y es así como finalmente Apple va a tener que pagar a los dueños de los terminales que rechazó reparar la cantidad total de 53 millones, repartidos según la versión y la capacidad de almacenamiento. La cantidad a pagar según el terminal varía entre los 105 y 300 dólares.