Estamos en abril y de momento no hemos oído absolutamente nada de iOS 7. El año pasado por estas fechas ya empezábamos a oir cosas sobre el nuevo sistema de mapas de Apple, pero este año sólo llegan rumores, sobre todo procedentes de chats entre analistas y periodistas tecnológicos.

La salida de Apple de Scott Forstall por no querer firmar la carta de disculpa de Tim Cook por el fiasco de Apple Maps ha hecho que Jony Ive se encargue del diseño de la interfaz de todos los productos de la compañía, incluido iOS. Debido a que no es amigo del skeumorfismo en las interfaces (es una palabra del mundo del diseño para identificar un producto digital que intenta imitar el aspecto de su contrapartida del mundo físico), habría decidido llevar a cabo también una gran actualización de la interfaz gráfica de iOS. Y ya sería hora de que esto fuera así, y de Jony Ive solo pueden salir cosas excepcionales.

Tras seis años en el mercado, la interfaz de iOS, de revolucionaria, ha pasado a tener un aspecto cargante y con olor a viejo. Excesivamente similar a todos aquellos que la han copiado en un momento u otro, incluido Android, pero con la diferencia que Android se ha actualizado y las empresas y usuarios han podido diseñar sus propios temas personalizados.

Estos cambios de interfaz, ya en prueba según los rumores, llevarían a un retraso adicional de la puesta en circulación de iOS 7. El año pasado, iOS 6 fue presentado en junio y puesto en circulación en septiembre. Aquellos trabajadores de Apple con permiso para sacar los terminales fuera de la empresa estarían probando la interfaz con teléfonos con limitación del ángulo de visión. Por lo tanto, de llevar un retraso adicional, el iPhone 5S no vería la luz hasta después del verano, junto a iOS 7.

Para terminar con los rumores de iOS 7, Apple estaría destinando ingenieros procedentes de otros equipos a su desarrollo, incluyendo los de OS X y proyectos de bajos beneficios para la compañía. Así pues, si todo esto es real y se nos avecina un rediseño de interfaz completo, merecerá la pena esperar lo que sea necesario.