Aunque hoy en día ya es más raro enviar un SMS a lo largo del día, al menos para aquellos con tarifas de datos y Whatsapp, seguimos enviando decenas de mensajes por semana.

SMS es la abreviatura de Short Messaging System, y el sistema fue desarrollado durante los ochenta y principios de los 90 por diversas multinacionales. No fue hasta el 3 de diciembre de 1992 cuando se enviaría el primer mensaje corto a través de la red GSM de Vodafone de Reino Unido. Y mientras las empresas se ponían de acuerdo en cómo explotar el nuevo estándar de mensajes cortos, no sería hasta finales de los 90 con el boom de los móviles cuando se abrirían un hueco entre los usuarios.

Así que... ¡feliz aniversario, SMS! Hoy cumple el sistema 20 años desde que se enviara el primero. No es que sea tampoco un sistema muy complejo para los estándares modernos, en los que los sistemas son cada vez más complejos, pero sustituyeron completamente a los buscas (pagers), aunque se pensara en ellos en un primer momento.

El envío de un SMS se hace a través del canal de control de un móvil. Este canal de control es el que se utiliza para que una antena sepa si el móvil está encendido, su ubicación, disponible para recibir llamadas, etc. Cada vez que se envía una de estas señales periódicamente, tiene la capacidad de llevar una carga útil, que es la que se utiliza para enviar o recibir los mensajes. Por eso siempre me ha maravillado la capacidad que tienen las empresas de telefonía por cobrarnos por algo que no se usaría de otra forma. Aunque claro está, el servicio de SMS tiene una arquitectura específica y equipos específicos para procesar los mensaje, que cuestan su dinero.

Pero ya después de tantos años desde su desarrollo poco han cambiado los equipos, salvo adaptación a las nuevas redes por otros lados, y ahora es realmente barato para un operador proporcionar SMS. Por no decir que tienen un coste irrisorio. Lejos ya quedan los tiempos en los que, jóvenes nosotros, nos dejábamos un dineral al mes en mensajitos. Y algunas personas estaban terriblemente enganchadas a cualquier tipo de mensajería, incluso el Messenger, y ahora lo han cambiado por el Whatsapp.

En los países desarrollados se ha dejado de usar tanto los SMS, con el ejemplo de Reino Unido que envían una media de 50 mensajes por usuario a la semana, mientras que en otros como Filipinas envían hasta 27 mensajes al día (189 a la semana). Se resisten a morir porque al fin y al cabo los smartphones son de momento en torno al 25 por ciento de todos los móviles vendidos en todo el mundo. Hay países, como China o India, que es más difícil vender un smartphone pero más fácil un móvil tradicional.

Pero tampoco echaremos mucho de menos algunos la capacidad de retorcer el lenguaje para acomodarlo a 160 caracteres. Algo que con la tecnología actual ya no es tan necesario entre los jóvenes, con sistemas de mensajería entre móviles sin límite de caracteres. Salvo Twitter, claro está. Pero escribir mal en Twitter hace que mueran gatitos o que alguien te responda que escribas bien.