Antes de la llegada y explosión editorial del manga en Occidente, el anime, ya fuera original u adaptación de algún título, fue la punta de lanza para la generación X en occidente. Algunos ejemplos son las series Meteoro, Candy, Candy, Ulises 31 o Comando G (esta en la versión, o montaje, estadounidense). A pesar de que otras llegaron a lo largo de finales de los 70 y primeros 80, la serie que probablemente acabó teniendo el mayor impacto en España, con permiso de Go Nagai y su Mazinger Z, fue Bola de dragón. Su emisión por las televisiones autonómicas acabó de prender la llama de la afición y popularización del manga y el anime en nuestro país.

Este éxito no ha sido solo en España, sino también en todo el continente americano, de Alaska a Tierra del fuego, en Europa y otras partes de Asia y Oceanía, haciendo que Son Goku, sus amigos y sus enemigos, pasen al acervo universal de la cultura popular. La popularidad de los personajes no ha disminuido con los años, al contrario, ha seguido creciendo, lo que explica que incluso los medios de información generalistas se hayan hecho ayer eco del fallecimiento del creador de la serie, Akira Toriyama.

Nacido en 1955, este mangaka ya había conseguido el éxito con su obra Dr. Slump antes de crear Bola de dragón en 1984, obra que supuso su consagración definitiva. Fuera de estas dos series, fue un prolífico creador de mangas breves y diseñador de personajes para videojuegos como las diversas entregas de Dragon Quest o Blue Dragon. Casado y con dos hijos, Toriyama era una persona tímida, amante del mundo del motor y de los animales, así como aficionado a coleccionar autógrafos de otros autores famosos de manga. Además, tuvo el honor de ver reconocida su contribución a las artes al ser nombrado cavallero de la Orden de las artes y las letras francesa en 2019. Su defunción tuvo lugar el pasado 1 de marzo, a los 68 años, de un hematoma subdural agudo, aunque el anuncio de esta no se realizó hasta este viernes, 8 de marzo.