Charlize Theron es muy buena actriz, pero llega un momento en la carrera de los buenos actores que aceptan cualquier trabajo, y hoy en día es muy habitual que Netflix les ponga un camión lleno de dinero a la puerta de su casa. Se puede ver como ejemplo la adaptación de The Gray Man, que será la película más cara de Netflix hasta la fecha, y con dos actores con caché. Pero es una pena que Theron haya terminado en La vieja guardia porque es una película mediocre, con sus cosas buenas, pero muchas más cosas malas.

Antes de continuar, solo os indico que no hay destripes de la película en el texto, y quizás por no comentar más en profundidad el guion puede que no se haga evidente lo que quiero decir algunas veces. Asumo el posible problema, pero lo podemos discutir en los comentarios.

Dirección buena... a ratos, pero no en la acción

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Esta película es la adaptación de un cómic, y el guion deja bastante claro desde un primer momento que Netflix busca otra franquicia con Theron como reclamo. Quizás esa presión, la de buscar secuelas, predisponga una serie de aspectos de la película que no tienen sentido y otros que van excesivamente rápido. Y me temo que la culpa de todo es del director de la cinta, Gina Prince-Bythewood.

Siempre es un riesgo poner a un director que no tiene mucha experiencia en escenas de acción a dirigir a buenos actores. Unas veces se descubren nuevos talentos, y otros, como es el caso de esta directora, resulta en un desastre. Siendo una película de acción me esperaba más escenas de (lo habéis adivinado) acción, y que estuvieran bien llevadas. Al final la acción es un mero vehículo para la historia principal, que es en lo que se centra Prince-Bythewood porque es en lo que tiene experiencia. Y tampoco es que sea una gran historia.

Escenas de acción con demasiado tembleque

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Las escenas de acción son confusas, algunas veces con una clara falta de coreografía o de intento de hacerlo bien por parte de los actores —lo cual es culpa a su vez del director—, y tiene el gran defecto de que el director de la cinta ha optado por usar la «cámara tembleque», o cámaras portátiles por lo que las escenas carecen casi de estabilizador de imagen —o solo tienen un mínimo— por lo que se la juega al pulso del cámara que está grabando. Unos cámaras tienen mejor pulso que otros, y al cambiar de vista se nota mucho en una misma escena. Pasas de una vista en la que la cámara casi no se mueve a otra que se mueve muchísimo, sin que la directora o en el montaje se corrija.

El resultado es bastante malo en las escenas de acción, porque además me ha dado cierta sensación de mareo de vez en cuando. Esta técnica está muy bien llevada en muchas series, pero da un peor resultado en películas si no se tiene cuidado. La directora abusa de esto y el resultado es malo y mareante. En series como Battlestar Galactica el resultado fue excelente, pero porque se hacía con bastante control de cómo y cuándo hacerlo, aunque fuera la mayor parte del tiempo. Pero en esta película el uso de las cámaras portátiles está descontrolado, y se lleva mucho a las escenas normales de diálogo cuando debería estar la imagen muy quieta. Me recuerda a cuando J. J. Abrams abusó de los destellos en Star Trek XI, para que os hagáis una idea de a qué os enfrentáis.

Mala dirección, guion mediocre, buenos actores

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Probablemente a la cinta la salve que los actores protagonistas son bastante buenos, los cuales siguen un guion mediocre —bastante mejorable—, y a una directora que debería de haber pulido los fallos en el rodaje o el montaje. De hecho, además de a Charlize Theron se tiene en el plantel a Chiwetel Eijiofor —un gran actor desaprovechado en la cinta—, Kiki Layne —una joven promesa—, Matthias Schoenaerts —os sonará la cara de Gorrión rojo, La chica danesa o Kursk, aunque no destaque—, Marwan Kenzari Aladino, Asesinato en el Expreso de Oriente, La momia (me gustaría no haberla visto)—, y Luca Marinelli —actor italiano un poco desconocido—.

El problema al que se enfrentan el resto de actores es que Chiwetel Eijiofor y Charlize Theron roban el protagonismo en todas las escenas. Y cuando digo en todas, quiero decir exactamente eso, aunque Eijiofor al final de la cinta no tenga muy claro qué hacer con su personaje. Incluso aunque la Theron aparezca toda la cinta con cara mohína. Mientras que Layne aguanta el mano a mano a Theron y Schoenaerts consigue no ser comido, los otros dos actores, Kenzari y Marinelli, pasan rápido al segundo plano. Es lo que ocurre cuando tienes un reparto desequilibrado, pero en Netflix ya viene siendo demasiado habitual. Ajustan el presupuesto para pagar a dos grandes estrellas cogiendo para el resto de papeles a gente mucho más barata y menos conocida.

El apartado de la actuación está salvado de manera airosa por las partes de diálogo, y en realidad es en parte porque la directora es buena en ese tipo de escenas. Dejando a un lado que la técnica de cámara usada llega a cansar o incluso a marear, la cháchara entre los actores es decente, incluso buena. Pero ahí se topan con un guion mediocre, y devuelve otra vez a la película en sí a la mediocridad.

Un guion con giros muy esperados

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Al no haber leído los cómics no puedo hacer comparaciones, pero probablemente sea mejor que esta película en el terreno del guion. Bien es cierto que La vieja guardia empieza con un guion estándar, incluso entretenido, que avanza rápido en lo que a la presentación de personajes y situaciones se refiere, pero pasada la primera media hora empieza a hacer aguas por varios lados. No tanto por las escenas de charla que tienen los protagonistas para que el espectador los conozca un poco más sino por los propios giros del guion.

Además, esas escenas de charla sirven más bien poco para llegar a conocer a los protagonistas. El guion va escupiendo cachos de información de los personajes, y al final presenta un perfil poco definido de ellos, y mucho menos de su personalidad o motivaciones. La única motivación de estar juntos es aparentemente que todos son inmortales y que llevan siglos en la Tierra, algunos unos cuantos siglos más que otros.

Y la mejor definición que podría hacer de este grupo es que son básicamente el «Equipo A Inmortal», salvando a inocentes allá donde se les necesite, aunque en este caso no tienen reparo en matar a quien se ponga por delante. Nada de dejarles noqueados; siempre tiros en la cabeza. Endiablada puntería que tienen todos. Y aparentemente el guionista y la directora han juzgado oportuno que no hay que explicar nada más sobre ellos. Son casi la encarnación del bien en la Tierra, aunque de ese bien neopagano que tanto gusta hoy en día. Está mal creer en Dios pero está bien creer que tu signo zodiacal y los astros tienen una influencia en tu vida —«qué tío más raro, está rezando a alguien que no existe. Seguro que es capricornio, son así de raros»—.

El resultado es que el espectador no establece conexión alguna con ninguno de los personajes. No sería un gran problema si fuera una buena película de acción, pero lo que da la sensación toda la cinta, sobre todo pasada esa primera media hora, es que todo lo dejan para explicarlo en posteriores películas. Es el habitual error de Netflix, porque si no me enganchas con los personajes en la primera película dudo que vaya a ver una segunda parte o una tercera.

Se podría haber hecho mucho mejor

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Lo que me molesta actualmente es que las películas de acción se están transformando en películas de moralina: en un intento de alejarse de la acción abrazan una cháchara confusa que no me interesa. La mala dirección de las escenas de acción no hacen justicia a los actores, porque el director se ha intentado centrar más en la historia —lo cual es un contrasentido en una película de acción—. Pero cuando tampoco quieres contar mucho de la historia de los personajes, empiezan los problemas. O diriges un drama o diriges una película de acción, pero no este híbrido de resultado desigual y que parece el episodio piloto de una serie —y probablemente es lo que tendría que haber sido—.

Los giros de guion son previsibles. Y cuando surge alguno que es imprevisible, lo es porque carece de sentido. Todo el acelerado desenlace de la película tiene una buena cantidad de absurdos. Y eso que todavía no había mencionado al malo de la película, y creo que tampoco lo voy a hacer más allá de decir que es un cliché más propio de películas de hace cincuenta años que de lo que se espera hoy en día de una película de acción.

La directora busca que no haya clichés en los protagonistas —léase «diversidad de etnia y sexual», aunque en parte esté así expuesto en los cómics—, pero no tiene ningún problema en que todos los secundarios y el malo principal sean un cliché tras otro. Incluidos los militares homófobos o el joven y exitoso director ejecutivo de una farmacéutica que por alguna razón está loco y solo busca el beneficio económico. La moraleja (y moralina) de la película es que las farmacéuticas son malas y habría que desmantelarlas porque no miran por el bien de la gente, y el Ejército es malo y habría que desmantelarlo porque está lleno de homófobos. Claro que sí, guapi.

Quizás esté pecando de haber visto mucho cine de acción de los 70, 80 y 90, y es lo que precisamente quiero ver hoy en día. Con el habitual filtro de la sociedad del momento en el que se haga una película, y es por lo que no he comentado esos aspectos del guion: es que me dan igual. No quiero ver una película del 2020 con una sociedad como la de 1970. Lo que quiero, y creo que no es pedir demasiado, es ver una buena película de acción ambientada en 2020, con un guion sólido y una buena dirección. Sin moralina. Pero La vieja guardia carece de ello y además te intentan meter la moralina de manera poco disimulada. Afortunadamente tampoco es demasiada, pero afecta a lo mollar del guion de la película —el enemigo—, por lo que el producto final sale perjudicado.

Al final la película tiene un buen elenco de actores, un guion muy mejorable y una mala dirección —bueno, más bien dirección irregular—, y el resultado es que la película no está mal pero podría haber sido infinitamente mejor. Dejando a un lado que es un cruce de Los inmortales con el Equipo A, es difícil buscar originalidad en 2020 tras más de un siglo de cine, y no lo hago aunque lo valoro mucho. Lo que sí que hay que buscar siempre son buenas películas en las que invertir tiempo de ocio y esta no lo es. Es entretenida, pero sus defectos ocultan por momentos sus méritos. Mi recomendación es que la veas con el chip de inteligencia apagado. Igual hasta la llegas a disfrutar.

Puntuación

5.0

sobre 10