Disney tiene un problema con los personajes Marvel, pues los derechos para el cine de los más importantes están en manos de estudios rivales. Spiderman está controlado por Sony, a pesar de que hayan llegado a un acuerdo de colaboración, mientras que Los Cuatro Fantásticos y todos los personajes mutantes están en manos de 20th Century Fox. Aunque, por el lado bueno, si hubieran podido contar con estos personajes no habríamos visto una película de Ant-Man o de los Guardianes de la Galaxia, por ejemplo.

Warner Bros. posee los derechos para cine y televisión de los personajes de DC Comics desde hace ya unos cuantos lustros, al ser propietaria de la editorial. Sin embargo, al contrario que Disney, no ha tenido un plan claro para sus superhéroes en el cine hasta Man of Steel. La película fue considerada un fracaso por el estudio, ya que ni siquiera consiguió llegar a los 700 millones de dólares a nivel mundial, lo que muy probablemente ha influido en la película recientemente estrenada, Batman v Superman.

Esta película, dirigida por Zack Snyder es una secuela de la mencionada Man of Steel, así como la piedra fundacional del Universo Cinematográfico DC, ya que ella sienta las bases para las dos partes anunciadas de la Liga de la Justicia y de Wonder Woman. A pesar de que el estudio tenía ya un montaje preparado de la película desde el verano pasado, han tratado de esquivar a la competencia, buscando un hueco en la taquilla en la que pudieran aprovecharse de la falta de películas de gancho para captar espectadores.

En términos económicos, la película está siendo un éxito, a pesar de que buena parte de la crítica profesional se está cebando con ella. Obviamente, no todo el mundo está de acuerdo con que sea una mala película, pero ¿es realmente un desastre como Cuatro Fantásticos de la Fox? No, no lo es, pero hay que reconocer que ha estado a un paso de serlo. Pero quienes esperen una Deadpool o Guardianes de la Galaxia mejor que se olviden de verla.

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De superhombres y murciélagos

La película comienza con lo sucedido al final de El hombre de acero desde el punto de vista de Bruce Wayne, tratando de generar la motivación suficiente para que este decida ponerse manos a la obra y buscar la forma de acabar con Superman. Por otro lado, como Batman es un vigilante que se toma la justicia por su cuenta, Superman decide que debe tomar cartas en el asunto.

Nada que objetar al respecto, pero las justificaciones acaban siendo un poco débiles, sobre todo porque ambos personajes actúan de forma hipócrita, ya que Superman no ha tenido dudas en tomarse la justicia por su cuenta y Batman tampoco tiene muchos reparos en permitir que otros mueran, si considera que se lo merecen.

A todo esto, el gobierno de los Estados Unidos decide lanzar una comisión para investigar a Superman y decidir qué hacer con él. En este punto es cuando entra en juego Lex Luthor y sus manipulaciones. El problema es que sus planes y la motivación para ir detrás de Superman no quedan justificados más que por un comentario de pasada. Relacionados con sus maquinaciones están tanto Batman como Wonder Woman, sirviendo así Luthor como un nexo de unión entre las partes.

La primera hora y media de la película transcurre para sentar las bases de la confrontación, presentar los personajes importantes y la trama básica. Tras esto, la confrontación y, cuando son capaces de poner más o menos a un lado sus diferencias, es cuando entra en juego la confrontación con el jefe de final de fase, lo cual desemboca en el gran final y el epílogo. Algunas cosas son previsibles, pero con otras, como el final, dan que pensar que han jugado determinadas bazas demasiado rápido.

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Los defectos en las estrellas

A pesar de la mala sangre que generó la noticia de que Ben Affleck iba a ser Batman, el actor hace una labor encomiable. Su Bruce Wayne, como empresario preocupado y competente, trae a la mente versiones del personaje de épocas pasadas, lo cual se agradece mucho. Como el Hombre Murciélago su presencia es brutal y amenazadora, alguien que perfectamente es capaz de infundir el miedo en los criminales. Sus escenas de acción son una de las mejores partes de la película, especialmente en el tercio final de la película. En general su inspiración es la versión de Frank Miller.

Uno de los aspectos más importantes de la película es que hace un buen esfuerzo por mostrar la faceta de detective de Batman, algo que no se suele ver mucho. El resultado es sorprendentemente bueno, aunque hay detalles que, inexplicablemente se le escapen, especialmente a la hora de trazar planes. En este aspecto, hay que reconocer que los guionistas han tratado de mostrar la faceta de Batman como el “hombre con el plan”, aunque haya detalles que se le escapen de forma inexplicable al personaje. Claro que, si se hubiera ahondado en ellos, muy probablemente no habría habido película ni enfrentamiento entre los personajes principales.

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Henry Cavill hace un trabajo competente como Superman, sin embargo, tiene el peor papel de los dos, ya que no tiene tanta profundidad ni interés como el de Batman y sigue resultando un personaje bastante más plano que el de sus antecesores. No obstante, la puesta al día de Clark Kent es interesante, aunque sea difícil creerse en algunas ocasiones que un periodista podía actuar con tanto margen de maniobra o ser tan contestatario como el personaje.

Gal Gadot como Wonder Woman es uno de los puntos más importantes de la película. La actriz israelí hace un gran trabajo aunque su presencia sepa a poco, lo cual va a ser un aliciente para ver su película en solitario. Probablemente esta sea más sólida que Batman v Superman, al tener las ideas más claras el estudio sobre lo que quiere hacer con el personaje.

Por otro lado, Jesse Eisenberg es uno de los peores puntos de la película. Su Lex Luthor es un personaje más bien plano, sin verdadero contenido y cuyas intenciones, como ya se ha dicho, no tienen lógica o explicación, cayendo en una caricatura de su Mark Zuckerberg. Tal vez si hubieran trabajado un poco más el personaje a nivel argumental no tendría la sensación de que con un actor más mayor e imponente, como Bryan Cranston, hubiera sido Luthor una amenaza más creíble.

En cuanto a los secundarios, Diane Lane no es más que un florero, como lo es también Amy Adams, a pesar de que este personaje tiene peso en la película. Su papel sirve para hacer avanzar ciertas partes de la trama, pero acaba reducida al estereotipo de dama en apuros que le hace bastante daño. Sin embargo, Jeremy Irons es un brillante Alfred y alguien que pone en su sitio, o al menos lo intenta, al Batman de Affleck. Un poco más sarcástico que el de los cómics, pero se hace interesante.

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La ocasión perdida

El mayor problema de la trama principal es que, a pesar de que presenta temas interesantes, como el vigilantismo o lo que supone para el mundo que haya alguien con el poder de un dios, estos no quedan suficientemente desarrollados. Por ello, no son el principal motivo de avance de la trama, por lo que acaban recurriendo a grandes peleas para que la historia vaya hacia delante.

El guión de la película acaba siendo de lo más flojo que ha hecho David S. Goyer en años, en el que colabora con Chris Terrio. Quizá no sea estrictamente culpa de ellos, pues probablemente el estudio haya obligado a realizar modificaciones en contra de lo que ellos y el director tenían en mente.

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La película posee demasiadas líneas argumentales, muchas de ellas encaminadas a asentar las bases de las futuras películas, como La Liga de la Justicia o Wonder Woman. Algunas de estas pueden dejar con preguntas a los espectadores si desconocen los cómics de DC.

En cuanto a la dirección, pues está en la misma línea de lo que suele hacer Zack Snyder. No se diferencia en nada a su trabajo en 300, Watchmen, Sucker Punch o El hombre de acero. Sin embargo el montaje que ha hecho es demasiado largo, al tener que acomodar demasiadas tramas y detalles. El ritmo es bastante desigual, quizá es por ello que, para volver a recuperar la atención del espectador, necesitan recurrir a peleas y explosiones.

Además, la historia es aún más seria y lúgubre que El hombre de acero. La fotografía oscura acompaña al tono de la película, aumenta aún más su aire depresivo, lo que no va a gusta a aquella parte del público que crea que va a ver Los Vengadores y, en ocasiones, tampoco apta para niños.

Le falta ritmo y se pasa en el apartado de explosiones a lo Michael Bay. Las tramas accesorias complican demasiado la historia. Superman se parece cada vez menos al personaje. Batman y Wonder Woman son de lo mejor de la película, aunque el Hombre Murciélago anda por un dudoso camino moral. No se merece un suspenso, pero tampoco se merece totalmente un aprobado. Una ocasión desaprovechada.

Puntuación

4.8

sobre 10