El pasado 11 de febrero era el día en el que Microsoft iba a empezar a distribuir la primera gran actualización para la Xbox One, pero finalmente se retrasó hasta el sábado por problemas sin especificar. Quizás un poco por la presión de haberse auto impuesto una fecha límite de distribución y las prisas haya hecho que se les colara un bug en el parche.

Aunque ha afectado a una pequeña parte de los usuarios, seguro que no están demasiado contentos, ya que tras encender la consola lo que ven es la pantalla en negro. Quizás sea una evolución del clásico pantallazo azul de Windows. Bromas aparte, Microsoft ha dado una solución mientras trabajan en un parche para el parche: mantener apretado el botón de encendido durante 10 segundos después de ver la pantalla en negro.

Vía: SlashGear.