Elon Musk es bastante claro con su opinión sobre las inteligencias artificiales en general: son útiles para la humanidad, pero hay que controlarlas estrechamente. No descarta que en un futuro cobren consciencia de sí mismas. Pero en esa utilidad práctica que tienen, Musk fue de los primeros en financiar OpenAI de su propio bolsillo con ciertas promesas. Creía en Altman y en su objetivo de crear una IA que buscara el bien de la humanidad, así como en OpenAI, una empresa sin ánimo de lucro. Pero años después, y tras crear OpenAI una empresa con la que lucrarse, Musk ha demandado a Altman y OpenAI por romper su promesa y sus objetivos fundacionales.

Musk venía hablando de la posibilidad de esta demanda desde hace más de un año, porque se ha sentido manipulado por Altman. Por eso la demanda se centra en una ruptura contractual sobre la inversión inicial realizada, en torno a los 50 millones de dólares de los 133 M$ con los que OpenAI echó a andar. Anteriormente Musk afirmó haber invertido 100 M$ en OpenAI, pero en los últimos meses ha indicado que es más bien «algo más de 50 M$». TechCrunch hizo las comprobaciones oportunas, y no son 100 M$, sino como mucho algo más de 57 M$.

Sea como sea, además de por incumplimiento de contrato, Musk demanda a la compañía por incumplimiento del deber fiduciario y prácticamente de negocio injustas. Su objetivo es que se obligue a OpenAI a que todas sus tecnologías vuelvan a ser de código abierto y que que funcione como una empresa sin ánimo de lucro. El trato con Microsoft por GPT-4 es lo que realmente está en el ojo de este huracán judicial, aunque no se menciona Microsoft en toda la demanda, probablemente para que no se implique por ahora en el asunto. Todo a su tiempo.

Vía: TechPowerUp.