La forma en que AMD ha ido poniendo a la venta los procesadores Ryzen puede resultar curiosa a la mayoría de los lectores casuales de tecnología. ¿Por qué poner primeramente a la venta los más potentes para poner a la venta los últimos los menos potentes? Eso queda explicado por el proceso de cribado posterior al recorte de las pastillas —chips sin encapsular— de las obleas.

En el caso de los Ryzen Threadripper, hay cuestiones adicionales a considerar. Son procesadores con cuatro pastillas Zeppelin cada uno en lugar de uno o dos como los Ryzen, que a su vez se compone de dos complejos de núcleos (CCX) de cuatro núcleos cada uno. Debido a que AMD necesita que tengan un consumo y temperaturas dentro de unos márgenes adecuados, solo se consigue en el 5 % de todas pastillas Zeppelin que se ponen a prueba.

Durante ese cribado se asegura de que haya un mínimo de fuga eléctrica para que el consumo se mantenga al mínimo con respecto a otros chips Ryzen donde se usan pastillas Zeppelin de menor calidad. Puesto que se reduce el consumo del chip, también se mantiene al mínimo las temperaturas, o dentro de los límites de la arquitectura Zen, y teniendo en cuenta que son procesadores con 180 W de TDP, o un consumo real en la línea de los 170 a 175 W según las pruebas que se han realizado.

También lo que AMD pretende con este cribado es que los chips se puedan subir suficientemente para llamar la atención del sector de los overclockers. Aunque, eso sí, la arquitectura Zen no es muy amigable con respecto a las subidas, y los consumos y temperaturas suben muy rápido con pequeñas subidas de frecuencias. De ahí que AMD necesite que los Ryzen Threadripper contengan «las mejores de las mejores pastillas» Zeppelin en su interior.

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Vía: TechPowerUp.