Elon Musk está de enhorabuena hoy porque ha entrado en el diminuto club de las empresas aeroespaciales que han puesto un cohete en órbita y lo han traído de vuelto, aterrizándolo para su posterior reutilización. Hasta ahora los cohetes siempre han sido lanzados con la idea de terminar hundidos en el fondo del mar, con el consiguiente coste.

El modelo puesto en órbita es el Falcon 9, que además en su misión espacial ha desplegado varios satélites antes de realizar la reentrada. Teniendo en cuenta que la NASA actualmente subcontrata parte de sus vuelos espaciales para el envío de mercancías y (próximamente) tripulación de la Estación Espacial Internacional, que las compañías contratadas reduzcan los costes de los lanzamientos es fundamental.

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El primer cohete reutilizable en aterrizar fue el New Shepard de Blue Origin, la compañía de Jeff Bezos, aunque la envergadura de ambos lanzamientos no es comparable. No se le quita el mérito a New Shepard, pero los datos son que el Falcon 9 ha llegado a 200 km de altitud frente a los 100 km de New Shepard, que tienen un peso de 670 toneladas frente a 44 T, y alcanzan una velocidad de mach 7,5 frente a mach 3, por lo que también experimenta mayor fuerza de arrastre en todo el proceso de vuelo y aterrizaje.

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Vía: The Verge.