Los dispositivos móviles son un jugoso objetivo para los creadores de malware de todo tipo. Pero especialmente Android (y anteriormente Symbian) puesto que la versatilidad y su posición como sistema open source abren infinidad de puertas a los hackers, que no se cierran a tiempo debido a la fragmentación existente en Android.

El último estudio sobre malware (basadas en el análisis de 1.85 millones de aplicaciones y vulnerabilidades) arroja dos cifras preocupantes: que desde marzo de 2012 hasta marzo de 2013 el malware en los dispositivos móviles ha subido un 614 por ciento (280.000 apps maliciosas) y Android acapara el 92 por ciento de todo el malware, y que el 77 por ciento de las amenazas de malware en Android se podrían haber evitado teniendo instalada la última versión del sistema operativo.

En sistemas operativos cerrados, como BlackBerry, iOS o Windows Phone, es más raro que aparezca malware, y en caso de hacerlo suele ser solventado rápidamente (aunque no siempre). En un sistema open source como es Android es más difícil hacerlo, ya que muchos terminales del año pasado ni siquiera van a recibir una actualización a la siguiente versión (de la 4.0 a la 4.1) y ya a la 4.2.2 mejor ni hablamos.

Pero lo bueno de Android (aunque no de cara a un usuario que no sepa de tecnología, lo que abarca a un alto porcentaje de los mismos) es que se pueden instalar ROMs que llevan la última versión de Android a (casi) cualquier terminal.

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