Atari ha intentado usar su nombre para apelar a la nostalgia y así vender su consola VCS. Que realmente no lo es tanto, sino que es un mini-PC con Linux diseñada para que se pareciera a la mítica consola de los 80 de la compañía. Tras el tirón inicial las ventas han caído en picado y eso ha hecho que la compañía haya optado por reorientar su estrategia comercial.

La compañía ingresó por las VCS y los cartuchos unos 2.3 millones de euros en el primer semestre del año para ingresar solo 200 000 euros en el segundo semestre, mayormente por la venta de cartuchos. Eso lleva a la cancelación de los acuerdos de fabricación y a que Atari se plantee el desarrollo de nuevos dispositivos relacionados a la VCS con terceros bajo licencia.

Fuente: Atari. Vía: TechPowerUp.