La neutralidad de red es uno de los conceptos más maniqueados de los últimos tiempos, generalmente por falta de conocimiento de cómo funcionan las operadoras en EE. UU. y por qué se pide allí la neutralidad de red. Uno de los grandes promotores de esta neutralidad es Netflix, que recientemente se fue alejando de ella al considerar que había desistido de ella, pero que ha vuelto a impulsarla, sobre todo porque Donald Trump quiere acabar con toda forma de neutralidad de red.

La neutralidad de red en EE. UU. significa que en el tramo desde la salida de la red de la operadora hasta que se llega a la casa de un cliente, las operadoras no deben establecer cobros adicionales por acceder a ciertos servicios como Netflix o YouTube, más allá de la cuota que paguen por el acceso a Internet. Eso en Europa nunca va a ocurrir, porque las leyes no lo permiten.

En Europa, muchos periodistas confunden la neutralidad de red como algo que se debe aplicar globamente a toda la red de una operadora. Promulgan una neutralidad de red universal, la no diferenciación del tráfico a través de las redes de las operadoras, desconociendo su funcionamiento. Bajo su punto de vista, el tráfico generado para ver un episodio de Modern Family tiene que ser igual de importante que el de la señal de telealarma de una persona mayor que se ha caído en su casa y se ha roto la cadera.

Obviamente, como telemático, no estoy de acuerdo con la neutralidad de red universal promulgada por diversos sectores en Europa. Lo primero porque aquí no se aplica el motivo estadounidense de querer imponer la neutralidad de red, y lo segundo porque las operadoras deben manejar internamente su red como consideren oportuno. Si no te gusta lo que hace una operadora, tienes muchas otras a las que irte. Lo segundo, porque las empresas deben ser capaces de comprar enlaces prioritarios, exclusivos, por motivos de seguridad y de despliegue de sus servicios.

En ningún caso estoy de acuerdo con cobrar una tasa adicional por ver YouTube o Netflix más allá de la cuota de Netflix y la tarifa plana de la operadora, pero sí que se debería poder pagar una tasa adicional para servicios de telemedicina —aunque estos deberían ser legislados como servicios básicos y no tener tasas adicionales— o prioritarios para una empresa. Básicamente, lo que no quiere Netflix es que a sus clientes se les cobre una segunda vez por ver Netflix, y que es en lo que consiste la neutralidad de red que se quiere tener en EE. UU.

Vía: The Verge.