Una de las prácticas más comunes en las grandes empresas norteamericanas es la de no contratar personal procedente de sus rivales. Es algo así como "tú no pescas en mi río, y yo no lo hago en el tuyo" para mantener los talentos (y secretos) en las líneas de investigación y desarrollo en su sitio trabajando y produciendo dinero para las compañías.

Esto ha vuelto a aparecer en primera plana por el caso en que Steve Jobs evitó que el antiguo director ejecutivo de Palm, Edward Colligan, amenazándole con llevarle a los tribunales por incumplimiento de pantentes. Conclusión a priori: la guerra de patentes comenzó a mediados de los 2000. Me hace también mucha gracia la situación, aunque entiendo los perjuicios económicos de contratar a alguien fundamental para un proyecto en desarrollo, que en inglés se le llame a esto "poaching" o caza furtiva.

Es un término que explica muy bien lo que hacen: contactan con posible empleados sin el conocimiento de la otra compañía (algo perfectamente legal), y no se enteran hasta que ya han presentado su carta de dimisión y entran a trabajar para los otros. Es un pacto entre grandes empresas que podría tener un símil muy claro en el pacto de precios entre compañías en un sector, como por ejemplo el de los precios de las pantallas de tubos catódicos de los antiguos televisores (cuya sanción tuvo lugar recientemente en Europa, a Samsung entre otros).

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Esto del pacto de no quitarse empleados es algo que ya se sabía entre Google y Apple. De hecho, algún documento así lo demuestra del juicio que se ha abierto contra Google, Apple e Intel. Por ejemplo, tenemos esto:

Vía The Verge.