Microsoft ha presentado su nueva consola de la actual generación, Xbox One X, y es una consola que llega con un precio alto: 499 euros. No creo que nadie considere la consola como de precio desorbitado teniendo en cuenta sus características y todo lo que está prometiendo Microsoft con ella —juego 4K y 60 FPS para empezar—, pero el precio no será un incentivo para sus compras.

Quizás haya que esperar a lotes de consola más juego/s que sean interesantes, pero Microsoft ha querido dejar clara una cosa: la compañía está orgullosa del precio que tiene. Así lo ha indicado Aaron Greenberg, responsable de publicidad de Xbox, en una entrevista tras la conferencia del E3 de Microsoft.

"La hemos diseñado para ser un producto prémium y que tenga la máxima potencia, el mayor rendimiento que se haya visto [en consolas], sin compromisos. Auténtico juego a 4K". Incluso con el precio de 500 euros, seguramente Microsoft esté perdiendo dinero con cada unidad vendida, como es habitual en este sector —salvo el raro caso de Nintendo, que no suele venderlas a pérdidas iniciales, y eso se aplica a la Switch—.

"La GPU es realmente potente. Tiene un montón de memoria. Tiene un diseño único. La hemos diseñado sin comprometer ninguno de sus aspectos. No la diseñamos para ser una consola barata. La hemos creado para ser un producto prémium para aquellos que quieren la mejor de las consolas que se ha visto jamás".

Realmente un precio de 499 euros/dólares no me parece caro, teniendo en cuenta al precio al que está su equivalente de sobremesa, la RX 580, que los modelos de 8 GB de GDDR5 van de los 250 a 300 euros —aunque ahora haya escasez de ellas debido a la criptominería. Si se le añade la refrigeración específica de cámara de vapor —similar al de la edición fundador de la GTX 1080 de Nvidia, por ejemplo—, los 4 GB de GDDR5 adicionales, la fuente, el lector Blu-ray 4K, el mando incluido, la placa base personalizada, y demás, me parece incluso barata.

Vía: Polygon.