AMD anunció a mediados de 2020 los Ryzen Threadripper Pro 3000, cuatro modelos de procesadores de alto rendimiento orientados al sector profesional. Tenían la particularidad de que eran una exclusividad de los fabricantes de equipos originales (OEM), y aún más específicamente de Lenovo. Unos ocho meses después han empezado a llegar a las tiendas, y como este tipo de procesadores están más pensados para empresas que para el consumidor.

Llegan a las tiendas tres de los cuatro procesadores Ryzen Threadripper Pro: 3955WX (16N/32H, 3.9/4.3 GHz, 1150 $), 3975WX (32N/64H, 3.5/4.2 GHz, 2750 $) y 3995WX (64N/128H, 2.7/4.2 GHz, 5490 $). Se queda fuera el 3945WX (12N/24H, 4.0/4.3 GHz) al ser un modelo, este sí, específico de OEM. Todos tienen una potencia de diseño térmico de 280 W, usan hasta ocho módulos de RAM DDR4-3200 (RDIMM y LRDIMM) para un total máximo de 2 TB de memoria usando LRDIMM en canal óctuple en lugar de cuádruple como los Threadripper normales, y disponen de acceso a 128 canales PCIe 4.0.

Usan una placa base con chipset WRX80, que es realmente el problema en este asunto. Al ser un chipset de ámbito empresarial no han trascendido casi al circuito generalista pero llegarán al menos cuatro de Supermicro, ASUS y Gigabyte. No es que vaya a haber mucha variedad, pero es son procesadores tan de nicho de mercado que no merece la pena dar más variedad, y a la postre son placas base bastante caras.

Los Ryzen Threadripper Pro ofrecen como los Ryzen Pro ciertas ventajas en lo referente a gestión remota de los equipos, cifrado completo de memoria, asistencia técnica mejorada, o que se producen durante más tiempo para asegurar repuestos en proyectos de larga duración.