Intel se encuentra en una situación inestable ya que tras años de estar dormida en los laureles la competencia ha despertado cual dragón y dispuesta a devorarle. AMD augura unos meses desagradables para Intel con los Ryzen 5000, y por eso Intel está haciendo lo nunca visto como es dar detalles del lanzamiento de sus próximos procesadores de sobremesa muchos meses antes de que lleguen al mercado. Esos son los Rocket Lake S y se englobarán en la 11.ª generación Core S.

La fecha de llegada de estos procesadores es el primer trimestre de 2021, lo cual ya se había hecho oficial, y llegará con una mejora sustancial de las instrucciones por ciclo que ejecutan estos procesadores. Habla de una subida de doble dígito, aunque los rumores apuntan más a en torno al 20-30 % de mejora, como ocurre con los Tiger Lake, que a un 10 %.

La mejora será posible por la arquitectura Cypress Cove del nuevo núcleo, y se trata de un retroportado a 14 nm del núcleo desarrollado originalmente para un proceso litográfico de 10 nm. Las malas noticias son que los Rocket Lake S llegarán con hasta ocho núcleos físicos con multihilo, lo cual deja a AMD un gran espacio por delante de procesadores de hasta dieciséis núcleos. Pero si la mejora de rendimiento de los Rocket Lake S es sustancial, la pelota de mejor procesador para juegos regresará a Intel.

Estos procesadores introducen un nuevo controlador de memoria que permitirá usar memoria de hasta 3200 MHz antes de recurrir a los perfiles de memoria avanzados, y añado que los rumores dicen que el chipset «B560» permitiría usar esos perfiles más allá de 3200 MHz y no solo el «Z590», o como sea que se terminen llamando. Es un cambio muy importante porque básicamente cualquier chipset de AMD permite usar memoria de cualquier velocidad, solo limitado por la calidad del circuito de alimentación de los bancos de memoria y la calidad del propio chipset.

También tendrán acceso a 20 canales PCIe 4.0 para tarjetas gráficas y almacenamiento —una tarjeta PCIe 4.0 ×16 y una SSD tipo PCIe 4.0 ×4, por ejemplo, directamente del procesador—. La unidad gráfica UHD integrada en estos procesadores basada en Xe rendirá un 50 % más que las de los actuales Comet Lake S. Se incluirán nuevas opciones de codificadores de vídeo, pudiendo mover hasta dos monitores 5K a 60 Hz o tres 4K a 60 Hz sobre DisplayPort 1.4a o HDMI 2.0b. Tendrán nuevas características de overclocking e implementación de instrucciones para inteligencia artificial (VNNI).

Pues bueno. Lo interesante en realidad está en la penúltima transparencia porque se indica que las comparaciones hechas por Intel se basan en un Rocket Lake S de ocho núcleos con una potencia de diseño térmico de 125 W, con un PL1 de 125 W, PL2 de 250 W y misma τ de 56 s que el Core i9-10900K. La mejora de rendimiento de los núcleos tendrá que superar a los dos extra que tiene el 10900K, lo cual se podría conseguir con en torno a un 20-25 % más de potencia por núcleo. Lo que está claro es que para tareas profesionales AMD va a seguir llevando la batuta.

Fuente: Intel.