El sector de los teléfonos inteligentes está pasando por momentos difíciles ya que la coyuntura económica de China no está favoreciendo las ventas. Tampoco las beneficia la guerra arancelaria con Estados Unidos. Pero si bien en 2017 ya se empezó a ver el desgaste en el ritmo de crecimiento de ventas en el gigante asiático, en 2018 se ha hecho evidente que el sector ha pasado a un momento de encogimiento y de supervivencia de los más fuertes.

La firma de estudios de mercado Canalys ha publicado un informe en el que sitúa la pérdida de ventas en el sector en torno al 14 %, pasando de 459 millones de smartphones vendidos en 2017 a los 396 M en 2018. La mayor caída la ha sufrido los pequeños fabricantes, que vieron disminuir sus ventas un 60 %. Tampoco le ha sentado nada bien la situación a Apple, como empresa estadounidense y que por tanto debería ser enemiga natural del comunismo chino. Como se suele decir, no me da pena que las empresas occidentales que intentan lucrarse en países donde no se respetan los derechos humanos se peguen un batacazo monumental.

Huawei ha sido la principal beneficiada en esta situación con una mejora de ventas del 16 %, seguida por Vivo con una mejora del 9 %. Pero Oppo y Xiaomi también han perdido terreno en el país, por lo que sobre todo esta última, como Huawei, han puesto la mirada en el mercado internacional donde la situación de ventas de teléfonos móviles no está teniendo una bajada tan significativa. Que los móviles con Android ahora aguanten bien dos o tres años antes de tener que cambiarlos en lugar de tener que tirarlos y comprar uno nuevo anualmente como se hacía antes es uno de los motivos que ha llevado a este crac del sector en China. Y al hecho de que aquellos con dinero para comprar un smartphone ya tienen uno.