La administración Trump quiere que EUA recupere el liderazgo en producción de chips, y no creo que lo consiga pese a que han procedido a adquirir un 10 % de las acciones de Intel. TSMC es mucha TSMC, e Intel tiene problemas muy graves entre manos. Eso sí, Lip-Bu Tan ha estado simplificando el modelo de negocio de la compañía para centrarse en procesadores y litografías, así que igual es el empujoncito que necesitaba para mejorar. Sea como sea, Intel también ha advertido a la Comisión de Valores y Bolsa que este movimiento de Trump puede afectar (y afectará) a las ventas fuera del país.
Básicamente porque no creo que China se lo tome bien. Si Huawei es un caballo de Troya chino, ahora Intel es uno estadounidense, y obrarán en consecuencia. Y el mercado chino es enorme ya que contribuye a un 29 % de los ingresos de Intel, aunque sea mayormente por que allí se producen una gran parte de los portátiles y equipos de sobremesa que se venden en el mundo. Luego EUA aporta un 24.5 % a sus ingresos, Singapur un 19.2 % y Taiwán un 14.7 %.
Intel avisa que el movimiento de Trump también puede causar problemas entre el personal de la compañía, los accionistas, e incluso los proveedores, entre otros. El acuerdo alcanzado entre Lip-Bu Tan y Trump es que la compra de acciones es con 5700 M$ de dinero concedido previamente a Intel y no usado, y otros 3200 M$ de la Ley de CHIPS que no se han usado. Esto le da 433.3 millones de acciones de Intel al Gobierno estadounidense, o un 9.9 % de las acciones. No tendrá representantes en la dirección de la compañía. La idea es la de mejorar una parte de la seguridad nacional como es la producción autóctona de chips, en lo cual no le falta razón. Pero esto del capitalismo intervencionista, alias seudocomunismo, suena raro en la primera potencia mundial, y más porque Trump no descarta intervenir más empresas.